Funcionarios de prisiones que se concentraron este martes en la prisión de Topas, en Salamanca, criticaron la “filosofía del buenismo” que, desde su punto de vista, se está instalando en las políticas gubernamentales y, a cambio, exigieron una “normativa rigurosa” que infunda “disciplina y respeto” en las cárceles para que reine “el orden, la paz y la convivencia”.
Así lo explicó el responsable de Prisiones de CSIF en Castilla y León, Paco Herrero, quien abogó por mejorar las condiciones laborables de los funcionarios, pero también por el bienestar de los propios reclusos.
La concentración, convocada por CSIF y ACAIP-UGT, se enmarca en una protesta que se lleva a cabo en todos los centros dependientes de la Secretaría General de Instituciones Penitenciarias, tras los hechos ocurridos el pasado 8 de julio en el Centro Penitenciario de Sevilla II, en la localidad de Morón, donde una psicóloga fue agredida, física y sexualmente, durante una entrevista individual por un interno, con numerosos antecedentes por violencia y delitos sexuales, que permanecía en un módulo de respeto.
“La autoridad que debe reinar en los centros penitenciarios y debe estar sustentada sobre la figura del funcionario, es importantísima. En los últimos años se ha venido reduciendo esa capacidad de autoridad y como contrapartida los presos han aumentado su nivel de agresividad, su nivel de libertad, su nivel de impunidad”.
Actualmente, para mantener el orden en una cárcel, los funcionarios denuncian que tan solo cuentan con su propia fuerza física y con unas defensas que solo pueden utilizar en casos concretos. “Los incidentes surgen explosivamente, de repente. Y a veces no hay suficientes recursos para poder atajarlos”.
Otra de las claves es el personal, “hacen falta más funcionarios de prisiones”, en el caso de Topas, que cuenta con 14 módulos llenos de presos, unos 160 en total, existen apenas dos funcionarios por módulo. “Dos personas simplemente con sus manos contra 160 es imposible que puedan hacer nada. Como mucho echar a correr”.
