Este 2025 está siendo un año especialmente fértil para los lectores en castellano. La cadena Fnac, por ejemplo, señala como especialmente alabadas por la crítica novelas como Oposición, Los lobos en el bosque de la eternidad y El vado de los zorros, junto a ensayos como Tierra baldía y Un mundo en crisis permanente.
En el terreno de la novela, Oposición, de Sara Mesa (Anagrama), se ha consolidado como uno de los títulos del año. La autora explora la burocracia española a través de una joven interina que duda entre sacarse la plaza o hacer oposición a un futuro gris, en una sátira sobria y demoledora sobre el trabajo administrativo y sus mecanismos deshumanizadores.
La gran novela nórdica es Los lobos en el bosque de la eternidad, de Karl Ove Knausgård (Anagrama). El autor firma un volumen ambicioso que mezcla ficción, historia reciente y un punto de inquietud cósmica. Publicada en español este año, la crítica la describe como una novela “desconcertante y apasionante” que se puede leer de forma independiente dentro de su nuevo ciclo narrativo.
El apartado de cuento lo encabeza El buen mal, de Samanta Schweblin (Random House), seis relatos donde lo cotidiano se tuerce hacia lo ominoso. La revista Babelia subraya la prosa “sintética y perturbadora” de la autora argentina y la tensión entre aislamiento y necesidad de vínculo que recorre el volumen.
En ensayo destaca Tierra baldía. Un mundo en crisis permanente, de Robert D. Kaplan (RBA), ofrece un panorama geopolítico de guerras, cambio climático y rivalidad entre potencias.
Para terminar, Los nombres de Feliza, de Juan Gabriel Vásquez, una novela que explora la memoria, la identidad y la manera en que las historias familiares moldean —y a veces distorsionan— el presente. El libro teje una reflexión sobre las vidas que llevamos y las que dejamos atrás, sobre lo que elegimos contar y lo que preferimos que desaparezca. La crítica la ha descrito como una obra madura, con resonancias de Los informantes y El ruido de las cosas al caer, pero con una perspectiva más íntima y un tono más melancólico. Es, en esencia, una historia sobre la fragilidad de la verdad y el peso de las historias heredadas.
