Si ya Castilla y León, y por ende Segovia, están muy castigadas por la marcha de emprendedores al ser una de las comunidades con los peores datos de España en pérdida de autónomos, el nuevo plan que maneja el Gobierno para subirles las cuotas, pese a la marcha atrás y reconsideración de este lunes, ha calentado más si cabe los ánimos de un colectivo que se siente maltratado y que suma años sin que sus anhelos sean atendidos. Desde Segovia, Mabel Arribas, presidenta de la Asociación Intersectorial de Autónomos local, considera “indignante” tanto el incremento -aunque el Gobierno haya rebajado sus pretensiones iniciales y eliminado de la ecuación en 2026 a quienes cobran menos- como el histórico abandono que padecen.
“Estamos bastante indignados, son medidas que nunca vienen a ayudar, sino que restan, aunque a última hora parece que han retirado la primera propuesta porque, para nosotros, estaba fuera de lugar”, comenta la portavoz segoviana de los autónomos, que añade que cuando se planteó en 2023 la subida de las cotizaciones se habló de un incremento del porcentaje, pero algo comedido y consensuado, “dulce” llega a decir, y no el plan hecho público que de forma inmediata puso en pie de guerra al sector y sus representantes e incluso a los socios gubernamentales y resto de fuerzas políticas.
Arribas recuerda que a nivel nacional se estaba rumoreando entre las asociaciones implicadas con una huelga que tendría lugar en diciembre en Madrid, una convocatoria para manifestarle al Gobierno que no es “considerado por su parte aplicar estas subidas tan tremendas a un sector que siempre sufre un montón de obstáculos cuando queremos emprender. Demasiadas trabas burocráticas cuando la Administración debería estar para facilitarnos la tarea. Necesitamos más apoyo”.

“La fiscalidad es brutal y hay mucha gente que no puede. Debería ser un sistema más flexible y que cada autónomo cotice en función de lo que pueda, pero no como una obligación. Hay gente que emprende ya con un alquiler, lo que supone un gasto añadido al abrir un local, acondicionarlo, más impuestos, luz, etc., y no hay ningún tipo de ayuda”, se queja.
Un panorama cuya consecuencia es el escaso interés por emprender, crear una empresa y empleo. Castilla y León es uno de los lugares donde más se aprecia ese negativo sentimiento. Y si cerramos más el círculo hacia Segovia, tampoco aparece alguna luz en este oscuro escenario. En Segovia provincia había 14.573 autónomos en junio del año 2019, que se han reducido a 14.038 en junio de 2025, una disminución de 535 autónomos. En la comunidad, durante ese mismo periodo de tiempo, se ha pasado de 195.298 a 183.558, un 6% menos (11.740). Unos datos preocupantes, como subraya la presidenta de CEAT tras enumerarlos. “Estamos al final de la lista entre las peores comunidades y es muy desalentador y estas medidas perjudican más porque el Gobierno no ayuda ni da facilidades a la hora de emprender. Ahora por ejemplo vemos que hay muchos negocios sobre belleza, estética y salud que se han asentado en la ciudad; todo eso genera riqueza y contribuye con sus impuestos, que ayudan a las instalaciones de la ciudad, pero debemos encontrar por parte de todas las administraciones más colaboración. A la hora de entregar una licencia, agilizar los trámites porque la burocracia en España es excesiva y los Ayuntamientos tampoco colaboran. Lo comparas con Europa y no tiene nada que ver”.
En el campo
Si de los portavoces o representantes del colectivo pasamos a sus integrantes, tanto en el mundo rural como en la ciudad, sus opiniones y reivindicaciones no difieren apenas. Hay agricultores, como José María Herrero, que se piensan si cultivar más o quedarse plantado, ganando menos pero declarando también menos. “Hemos llegado a ese punto, porque puede que no te salga viable. Yo tengo 34 años, ahora es cuando podemos comernos el mundo si hace falta trabajar 24 horas, pero nos están poniendo tantas trabas que muy mal pinta esto”.
Herrero añade que la situación del campo es tan crítica que algunos compañeros solicitan ayuda a sus familias porque sus negocios no son rentables. “Estamos en el límite de decir ‘cierro y me voy a trabajar a otro lado’. Llevamos unos años que estamos muy justos, para decir que hasta aquí y no hay expectativas de que esto vaya a cambiar. Además, en el 27 y 28 llegará la nueva PAC y estamos escuchando que será peor, con más recortes que la actual”, protesta con la misma desesperación con la que explica que suele trabajar unas 12 horas diarias de media, ya que hay picos muy diferentes. Ve bien que se regulen las prestaciones del futuro o pagar impuestos, pero es difícil con este presente. “Mis padres cobran 800 euros tras una vida en el campo. A lo mejor me compensa eso y por mi cuenta guardarme para el futuro, más que pagar ahora mucho para tener los más de 2.000 de un maestro, porque no tengo ni claro que en el futuro lo cobremos pensión”.
En la ciudad
A Yolanda Fernández no le suponen ninguna sorpresa los datos referidos a la pérdida de autónomos en Segovia y en toda la comunidad. Dueña de la tienda ‘Qfino’, que vende sus propios diseños de plata, complementos y ropa de mujer, ve del todo lógica esa caída . “La gente dice ‘qué bien que eres autónomo o emprendedor’, pero no saben lo que hay detrás, porque quien te lo dice se va a su casa después del trabajo tranquilamente. Yo me llevo a casa mi trabajo. Con el covid tuve que despedir a mi empleada y llevo sola cinco años, sin vacaciones, con toda la tienda para mi. Ojalá cambie esto”, implora esta autónoma segoviana, que se queja de las promesas incumplidas a un sector “abandonado” por los gobernantes.
“Llegas a casa tan quemado que prefieres hablar de otra cosa”
José María Herrero Rincón atiende amablemente a este diario pese a que incluso en la distancia se le nota que este tema le tiene hasta las narices, por decirlo suave. Agricultor de secano y regadío en una explotación de Villagonzalo de Coca, es uno de tantos ejemplos del malestar actual de un mundo agrario al que le crecen los enanos y los enemigos por todos los flancos. El último de ellos, de una larga lista de desavenencias, es el plan gubernamental para subirles las cuotas en los próximos años. José María no solo está en contra del futuro plan, sino del actual, y defiende la idea de que cada trabajador pague la cuota que pueda permitirse voluntariamente, sin imposición. A sus 34 años, alerta de que cada vez será más difícil encontrar a gente joven en su sector, menos rentable año tras año. Y por supuesto, españoles ninguno. “Es imposible encontrar mano de obra nacional, sería un lujo, son todos extranjeros. Es normal, nadie se querría dedicar al campo. Te piden lo que tú no ganas”, se lamenta.

Suele contratar personal solo en campañas, entre 10 y 15 trabajadores, aunque afirma que en los últimos años prefiere dejarlo en manos de una empresa de servicios, una práctica cada vez más extendida. “Estoy totalmente en contra de esta reforma y de la que tenemos ya. Estoy conforme con lo que teníamos antes, pagar la cuota que yo pueda pero no una que me obliguen, porque ahora pagamos según la renta, pero nadie te asegura la renta que vas a tener el año que viene. No todos los años son iguales, no tenemos un sueldo o renta fija, y más en nuestro caso, que hay muchos factores: el tiempo, los precios, etc. El sector primario somos el único sector que no ponemos precios a nada, todo viene de fuera o del mercado, ni de lo que se compra ni de lo que se vende (maquinaria, fitosanitarios, jornales…), así que no podemos hacer como otros, que pueden repercutir en el precio cuando les suben los impuestos. No somos un bar que pone sus precios y que vaya quien quiera”, continúa con su queja.
El presidente nacional de los autónomos (ATA), Lorenzo Amor, lo calificó como “sablazo del Gobierno”, pero José María va más allá y lo define como “cuchillada”. “Parece que lo que están buscando es que cerremos, no nos va a quedar más opción. Necesitan dinero y están sangrando a los autónomos, que somos los que mantenemos España, para que se lo gasten en no sé qué”.
Vicepresidente de ASAJA Segovia, Herrero Rincón se dedica a los cereales, patatas y zanahorias, productos que padecen tantos cambios que en ocasiones casi los regala, dice, en un intento de compensar el gasto. Cuestionado sobre si ha hecho cuentas en su caso concreto con la posible subida de la cuota contesta que está tan harto que no se ha molestado. “Si es que no quieres ni hablar de ello. Llegas a casa tan quemado que prefieres hablar de otra cosa”, cierra.
“Antes animaba a la gente a ser emprendedora, ahora les desanimo”
Pilar Yolanda Fernández Tabanera está entre esos poco más de 14.000 autónomos de la provincia de Segovia, además, con la valiente condición de ser emprendedora. Hace 17 años se decidió a montar su propio negocio, la tienda ‘Qfino’, en una época en la que animaba a sus conocidos a lanzarse a la aventura y transformarse en dueño de su propio destino profesional. Con el tiempo, según confiesa, se ha cansado de hacer números con la calculadora y batallar contra las angustiosas facturas y ha cambiado de discurso. Un giro radical por el que ahora anima precisamente a lo contrario, a buscarse la vida de otra forma, como argumenta, menos “asfixiante”.
“Ya no animo a nadie que se haga emprendedor, al revés, les digo que ni lo intenten, porque los autónomos estamos olvidados, no tenemos ayudas y estamos abocados al fracaso. Prometen mucho, como cuando ocurrió el covid, que tuvimos que cerrar aunque seguíamos pagando facturas, pero yo al menos no he recibido nada”, se lamenta con amargura. La misma que siente cuando oye hablar de planes de subida de las cuotas, aunque sí celebra que el Gobierno haya reculado y congele para 2026 las cuotas de los que menos capacidad económica tienen.

Qfino, en la Plaza Espronceda de Nueva Segovia, se dedica a la plata, complementos y tienda de ropa de mujer. Tantos sectores como vicisitudes ha atravesado en sus cerca de 20 años de existencia, desde una crisis del ladrillo a una pandemia que apretó aún más la soga que tienen anudada al cuello muchos de estos negocios. Yolanda asegura que tuvo que despedir a su empleada con la pandemia porque no ganaba lo suficiente para poder vivir, además de que en su negocio los cambios de temporada le obligan a hacer inversiones que recortan los beneficios. “Nuestro sueldo no es un sueldo fijo como tiene otra gente, pero los pagos siempre están ahí, no puedes dejar de pagar las facturas. No puedes dejar de pagar la luz, el teléfono, la cuota, etc. Es una pelota importante que va creciendo”, describe. Tuvo suerte hace esos 17 años porque no tuvo que pasar por la burocracia actual a la hora de crear su empresa, pero se vio obligada a cambiar de local porque no podía hacer frente a los gastos.
“Toda subida de las cuotas nos repercute bastante porque ya ha subido todo de forma bestial: IRPF, cuota de autónomos, luz, alquiler, es que es todo. Y ahora las basuras, que el alcalde ha subido la tasa. ¿Entonces qué pasa?, pues que estamos asfixiados porque no tenemos ningún tipo de ayuda. En Segovia se hacen mercadillos con cuatro tiendas y se creen que con eso ayudan al comercio local, pero es muy poco porque lo único que hacemos es pagar, pagar y pagar”, protesta.
