El calendario de los alérgicos segovianos este curso está muy alterado. Los afectados por los pólenes de invierno empezaron a padecer síntomas en diciembre, mucho antes de lo habitual, y los que sufren la polinización de primavera y comienzo de verano podrán pasar una temporada liviana, según informan desde el Servicio de Alergia del Complejo Asistencial de Segovia. Y todo se debe a la presencia o ausencia de lluvias y, según vienen advirtiendo los especialistas, al cambio climático.
Los alérgicos, como los agricultores, se pasan el día mirando al cielo porque saben que si llueve en otoño habrá una germinación más activa de las plantas que más incidencia tienen en esta provincia en primavera, las gramíneas, y, por tanto, más condiciona su vida.
“Esta no va a ser una primavera fuerte para los alérgicos, sino moderada”, ha señalado la doctora del Complejo Asistencial de Segovia, María Angélica Bermúdez. Asegura que las lluvias de marzo y abril no cambiarán significativamente la previsión.
Los niveles de presencia de polen de las gramíneas, brezo, fresno, colza, ciprés, enebro, sabina, chopo y álamo son actualmente bajos, y los del plátano de sombra, abedul, pino, encina y roble moderados según la información de la Junta de Castilla y León correspondiente a la provincia de Segovia.
En todo caso, la alergóloga Angélica Bermúdez recomienda que los alérgicos sigan cuidando su protección en el exterior, con mascarilla y gafas de sol, consultando los indicadores de pólenes y siguiendo las habituales recomendaciones para sus paseos y ventilación de interiores.
Sobre el adelanto de los pólenes de cupresáceas (sobre todo arizónica) y fresno que este invierno se ha vivido, la doctora Bermúdez detalla que “desde el mes de diciembre hasta más o menos las primeras semanas de marzo se ha contado con niveles considerables de los mismos repercutiendo en el inicio precoz de síntomas por parte de los pacientes. Esto como consecuencia de las pocas lluvias en otoño e invierno, y las altas temperaturas para la fecha. Lo propio en estas tierras es que hasta enero o febrero no hagan efecto estos árboles y arbustos».
Según datos de la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (SEAIC) las enfermedades alérgicas por pólenes afectan en nuestro país a más de ocho millones de personas, siete de los cuales son alérgicos a gramíneas seguidos en orden decreciente por alergia al olivo, arizónica, plátano de sombra, salsola y parietaria. En el centro peninsular los pólenes más frecuentes son los de gramíneas, olivo y arizónica.
El Servicio Territorial de Sanidad estima que en la provincia de Segovia puede haber 22.500 personas alérgicas a uno o varios tipos de polen, lo que representa el 15% de la población. Este porcentaje sube en niños y jóvenes de entre 6 y 30 años y desciende entre los mayores.
Las plantas que más daño producen en nuestra provincia son las gramíneas y no tanto los cereales como las herbáceas del género Poaceae que dominan en las praderas y cunetas segovianas. Son las causantes de las reacciones del 50% de los alérgicos, seguidas de las cupresáceas (ciprés, sabina, enebro, arizónicas) que afectan a un 20% y con menos incidencia pero también presentes en la población segoviana se sitúan las alergias al plátano de sombra y al olivo.
Cambio climático
La SEAIC sostiene que “el cambio climático es una realidad incuestionable” y uno de sus múltiples efectos es el aumento de las enfermedades alérgicas por pólenes debido a tres circunstancias: el aumento en la concentración, un mayor tiempo de exposición y, por último, una mayor agresividad de estos. El aumento de la temperatura ocasionado por el cambio climático junto con los gases de efecto invernadero como el CO 2, actúan como fertilizante de las plantas contribuyendo al aumento en la producción de pólenes. “La subida de las temperaturas está adelantando el periodo de polinización y retrasando su finalización, incrementando así el ciclo de exposición a los pólenes”, explica en una nota de prensa el doctor Ángel Moral, presidente del Comité de Aerobiología de la SEAIC.
Además, los contaminantes químicos alteran la estructura del polen haciendo que este genere proteínas denominadas de stress como mecanismo de defensa, y como consecuencia, aumenta la agresividad de los pólenes.
Es importante recordar que la lluvia afecta a las concentraciones de pólenes de dos formas: una de ellas beneficiosa para los alérgicos y otra perjudicial. A corto plazo la lluvia humedece los pólenes que hay flotando en la atmósfera, aumentando su peso y favoreciendo su depósito en el suelo impidiendo que puedan penetrar en las vías respiratorias, lo cual disminuye los síntomas de los pacientes alérgicos cuando esté lloviendo. A largo plazo, las precipitaciones favorecen el crecimiento de las plantas y la producción de pólenes que se van a dispersar por la atmósfera, e intensificar los síntomas de los alérgicos.
Congreso regional en Segovia
La Sociedad Castellano y Leonesa de Alergología e Inmunología Clínica (SCLAIC) celebrará en Segovia su próximo encuentro regional, una reunión que tiene especial significado después de dos años de pandemia y reducción de actividades presenciales. Hasta el momento se han inscrito unos 65 profesionales para asistir a la reunión científica que se llevará a cabo en el Hotel Los Arcos.
En el XLV Congreso de la SCLAIC se abordarán temas de actualidad de esta especialidad que se ocupa del estudio y tratamiento de todas aquellas enfermedades producidas por mecanismos de hipersensibilidad inmunitarios. Es una especialidad médica de las denominadas horizontales, como la infectología o la oncología, que contrasta con la organización vertical (o morfológica) de la mayor parte de las especialidades médicas y quirúrgicas, que seleccionan su actividad en función de los órganos o sistemas afectados.
La responsable del servicio de Alergia de Segovia, María Dolores Herrero Gil, preside el Comité Organizador del XLV Congreso de la SCLAIC y cuenta como vocales del mismo con María Angélica Bermúdez Martínez y Mercedes Fuentes Cuesta.
