El deporte segoviano rindió ayer homenaje a 89 años de olimpismo, desde que el boxeador Gastón Mayor se pusiera los guantes en Los Ángeles 1932 hasta que David Llorente y Javi Guerra sobrevivieran a Tokio 2021, los Juegos de la Pandemia. El salón de actos de la Academia de Artillería recordó a los 12 olímpicos segovianos, entre los que aún viven y los familiares de los fallecidos.
El coronel Alejandro Serrano puso en valor la vinculación de las fuerzas armadas con la práctica deportiva y blandió términos que el deporte siente como propios: resiliencia y constancia. Porque una participación olímpica se cimenta sobre obstáculos superados, como explicaron Antonio Prieto, Carlos Melero, María Martín, presentes en una mesa redonda junto a Llorente y Guerra, que intervinieron por videoconferencia en un acto organizado por la Asociación Segoviana de la Prensa Deportiva.
Obstáculos como el atentado de Múnich 72, que tuvo a Melero un día encerrado en un pabellón sin saber si competiría, como finalmente hizo: undécimo en la contrarreloj por equipos. “Fue un momento de tristeza”, resumió. Prieto es el único segoviano con tres presencias olímpicas. Relató su experiencia en un lugar “gris” como Moscú en 1980. “Nos registraron de arriba abajo y nos quitaron las Interviú. No sé qué harían con ellas, pero romperlas, no las rompían”, bromeó el plusmarquista nacional en los 80 en 5.000 y 10.000 metros. Estuvo en Los Ángeles 84 y en Seúl 88, sus mejores juegos, porque no hubo boicot y porque fue finalista. “Toda la experiencia queda ensombrecida por el resultado”, concluyó.
Martín habló de “luz y oscuridad”, de cómo la gimnasia depende de la nota de unos jueces.
“Me hizo pensar hasta qué punto quería continuar ahí”. Guerra, tras su lesión en 2016 y el aplazamiento de la pandemia, se quedó con lo positivo: “Eran unas condiciones que no esperaba, pero pude quitarme la espina”. Llorente se dio por satisfecho pese a las restricciones. “Fue cumplir un sueño. Disfruté mucho la experiencia. Solo me faltó saborear la final”.
La nómina la completan el granjeño Tomás Velasco, que compitió en esquí de fondo en los Juegos de 1936; los esgrimistas Ramón Martínez y Pablo Ordejón, en Roma 1960, donde también estuvo el jugador de baloncesto Jesús Codina; el maratoniano Agustín Fernández, que no estuvo en el acto, y el marchador Miguel Ángel Prieto. El premio era una foto de su participación olímpica. De Mayor, que se nacionalizó francés, no había. Su rastro se perdió, pero no su memoria.
