La fecha que determina desde hace muchos años el festejo taurino de Santa María la Real de Nieva, el 9 de septiembre, tuvo vigencia también el pasado lunes en la pintoresca y típica plaza de toros de esta localidad segoviana inaugurada en 1853 por el célebre Cúchares. Mantiene viva su estructura y su aspecto de añejos tiempos que rememoran hazañas toreras que se fueron produciendo para hermosa contemplación de pasadas generaciones.
La afluencia de público fue deficitaria, aunque un tercio de aforo, más o menos, dejaba sensación de alivio, acrecentada por la presencia de jóvenes peñistas que dieron ambiente grato y alegre al espectáculo. Presidió Rogelio Muñoz, concejal del ayuntamiento de Santa María de Nieva. La reina de las fiestas y damas de honor en el palco presidencial, auténticas bellezas ataviadas con la típica mantilla española.
Se lidiaron cinco ejemplares de El Ventorrillo, procedencia Domecq, ganadería de la que es titular Julián López, padre del diestro «El Juli», presente en el callejón de la plaza en su condición de ganadero y al frente de los actuantes, jóvenes valores en ciernes pertenecientes a la Fundación El Juli. El que abrió plaza, manso. El segundo aplaudido en el arrastre, el tercero muy bueno, el cuarto de sosa embestida y el quinto, el mejor, premiado con la vuelta al ruedo en el arrastre.
Abrió plaza el único astado que presentó problemas por genio y embestida descompuesta. Le correspondió a Angel Sánchez, de Colmenar Viejo que ganara el concurso «Camino de las Ventas» y reciente actuante en plazas segovianas. Capoteo sin estirarse y con el becerro tirando derrotes, a las primeras de cambio es cogido y volteado. Pasa a la suerte suprema donde tras dos metisacas cobra una estocada siendo aplaudido.
Turno para el mexicano de Aguascalientes, Manuel García, ataviado al estilo charro y que puso de manifiesto una aceptable tauromaquia con estilo personal y recursos técnicos muy apreciables. Dos lances con media, quite de Alberto Alcalá, segundo tercio con un par trasero y otro excelente y con la flámula suaves muletazos en redondo con ritmo y cadencia. Series muy acopladas a los fundamentos del toreo clásico, que ya es decir. Al natural templó la embestida del becerro a base de mano baja y midiendo la distancia y recorrido. Buena planta del azteca que muestra sereno comportamiento e instrumenta los pases con hondura y plasticidad. Mató deficientemente siendo premiado con las dos orejas del bravo astado.
Alberto Alcalá, bonito toreo con verónicas ajustadas, chicuelina y revolera. Desigual segundo tercio. Inicia la faena de muleta con estatuarios, después pasa al toreo en redondo con asépticos muletazos sin obligar al astado dándole confianza y dominando su embestida. Cadencia suprema en pases ligados con largos pectorales. Todo muy templado, serena la actitud, escenificando hermosa figura torera, naturales de exposición pictórica….. Una delicia contemplar y admirar la labor torera de este joven diestro que aportó fases de torería suprema. A lo grande. Finalizando sacó de su repertorio unos especiales naturales, flor y esencia del toreo. Mató feamente de estocada y ocho golpes de verduguillo, pero para mí, loa al toreo de clase extra.
Javier Ayuso dio muestras de vigor torero, de entrega al máximo nivel y exceso de poses forzadas que tuvieron continuidad, aunque con el recococimiento de sacar buenos pases por el pitón derecho. Antes había saludado a su antagonista con vistoso toreo de capa con revolera final. Corto el viaje del astado y Ayuso bajando la mano, algo retorcida la figura y dando muestras de valor, series de muletazos de viaje cortado a mitad de la suerte pero con firme voluntad de agradar. A mi no me gusta un cierto toreo mecanizado, es decir, logrando ligar los muletazos pero de forma planificada, más o menos. El toreo de Javier Ayuso visto lo visto, tiene la virtud del valor asentado en vibrante actitud con el defecto de esa mencionada mecanización, sin dejar fluir la imrpovisación. Cortó una oreja.
Y cerraba festejo un joven galo de Nimes, de diez y seis años de edad llamado Adrien Salenc. Armó el taco al torear a la verónica ceñido en posición mayestática y alegre en la influencia. Quite de Manuel García por «lopecinas» y réplica de Salenc. Doblones toreros, eficaces y vistosos. Por alto firme y decidido, compone la figura baja de estatura y alta en dimensión torera. También exagera la composición para instrumentar muletazos bien de trazo y templanza. Al natural consiguió su mejor y más reconocido bagaje artístico. Estocada y decabello para dos orejas.
