Juan Vicente Olmos Llorente, hijo de Miguel Olmos y Carmen Llorente, es el actual director general y de Compras de la empresa Jamones Segovia. Licenciado en Veterinaria y especializado en Bromatología, está al frente de una gran empresa con cien años de historia. Monte Nevado se remonta a finales del siglo XIX y se proyecta a través de cuatro generaciones de maestros jamoneros. Su andadura empresarial viaja desde sus antiguos secaderos de Bernuy de Porreros, en la Sierra de Guadarrama, hasta ser hoy en día un referente en el sector dentro y fuera de España. Todo un logro de intenso trabajo y afán de superación.
Con la unión de Olmos y Llorente llega la tercera generación y se unen dos familias chacineras de origen similar y coetáneas, una de Carbonero el Mayor y la segunda de Bernuy. Las sociedad era muy diferente a la actual, y lo que hace este matrimonio es seguir con la tradición familiar, apostando por su crecimiento.
La empresa se ha ido adaptando a lo largo de los años, aunque “todas las etapas han resultado fundamentales”. La tercera generación se caracterizó por la creación y consolidación de la marca Monte Nevado en el territorio español, labor fundamental de Miguel Olmos Romano.
Eran tiempos en los que en una zona de elaboración de productos chacineros, la estrategia era más la de elaborar, producir y no la de generar marca. En ese sentido, se puede decir que Miguel fue un visionario. Con la incorporación de esta cuarta generación, con Juan Vicente a la cabeza, se inicia una etapa de expansión de la marca más allá de nuestras fronteras. En el año 1986 se inauguraron las obras de ampliación dentro del casco urbano de Carbonero el Mayor. En ese mismo año, con la incorporación de España a la Comunidad Europea esta empresa pudo iniciar una etapa de exportaciones gracias a la homologación de su recién estrenada planta. Este hecho marcó a esta compañía como empresa de espíritu abierto y exportador.
El eje principal de la política de Monte Nevado es la calidad de sus productos. Tal y como expresa la empresa, “en el mercado existen muchos tipos de jamón, pero para elaborar el mejor jamón curado sólo se puede partir de la mejor materia prima, una materia prima grasa que permita hacer un jamón de larga curación”. En esto se basa a su vez su eslogan, “El jamón hecho paciencia”. Esta empresa presume sobre todo de un conocimiento heredado durante todas las generaciones familiares, además del amor que les ha sido transmitido por la elaboración de un producto hecho con cariño. La paciencia es fundamental en este trabajo para “ver evolucionar el jamón desde que llega a nuestras manos como materia prima en forma de carne, hasta verlo curado, después de haber transcurrido desde doce meses, hasta cuatro o incluso cinco años de proceso”. Esto dentro de un mundo en el que todo va tan rápido parece casi una contradicción, aunque esto es lo que da valor a un producto que se ha convertido en la estrella de la gastronomía española y embajador fuera de nuestras fronteras.
Las instalaciones de Monte Nevado son instalaciones desarrolladas desde el interior, y que han sido materializadas con la ayuda de sus colaboradores externos que son los que dominan la tecnología, de manera que con su conocimiento del producto y la investigación conjunta han podido desarrollar unas instalaciones respetuosas con el medio ambiente y que les permiten aprovechar las condiciones climatológicas que ofrece la naturaleza y que caracterizan a todos sus productos. La empresa está formada por 86 personas, entre las que el director, como el resto de personas que forman el equipo humano de Monte Nevado, es un engranaje necesario para que el conjunto se mueva con energía. La principal solución a todas las dificultades ha sido el duro trabajo.
Monte Nevado ofrece tres gamas, la de blanco, ibérico y son los únicos en el mundo en poder ofrecer el jamón curado Mangalica, de origen húngaro. Con su gama de producto quieren llegar a todos los públicos, desde un jamón curado con doce meses de curación, hasta el Mangalica o Ibérico de Bellota con cuatro años. No es un alimento básico, aunque, tal y como expresa Olmos, “sus cualidades alimenticias sean extraordinarias como aporte de proteínas, vitaminas, minerales y aminoácidos”.
El trabajo es todo para este empresario. “No creo que existan muchos profesionales que puedan decir que cuando escuchan hablar sobre el jamón curado se les ilumina la cara”. Para Olmos, resulta muy gratificante hacer un producto que alegra su vida y los sentidos de los demás. Añade también, que a pesar de los momentos que estamos viviendo, “todo acabará pasando” y que todos los emprendedores, “si tienen un sueño, que se preparen y a por ello”.
