Juan Garrido lleva casi 78 años como cofrade del Santísimo Cristo del Caloco, prácticamente cuando nació, sus padres le hicieron cofrade, una tradición que aún se mantiene. Ahora le ha llegado el turno de ser Esclavo Mayor, y durante este año representará a la cofradía en los diferentes actos que se realicen, y velará por que la imagen regrese a la ermita tras las celebraciones para descansar hasta el año que viene. “Me hace mucha ilusión. Cuando eres pequeño piensas que esto es una cosa de personas mayores, y sin darte cuenta, ahora eres una persona mayor”, explica Juan. El Esclavo Mayor de 2025 ha nacido y vivido toda su vida en El Espinar y ha visto cómo ha evolucionado el pueblo en estos años: “se ha hecho más grande, han venido más personas y de otras nacionalidades, pero yo creo que se han adaptado bien. El Espinar es un pueblo que acoge muy bien a las personas y ellas se han adaptado perfectamente. No se nota diferencia alguna”, explica.
Juan ha hecho un poco de todo, “cuando uno nace tan pronto tiene tiempo de hacer muchas cosas, he sido taxista, camarero, he trabajado en los juzgados, he estado empleado en una empresa… en lo que salía. Sin ser experto en nada era profesional de todo”.
Recientemente, las Cortes de Castilla y León galardonaron a la Cofradía del Santísimo Cristo del Caloco con la Medalla de Oro de la Semana Santa, “sí, nosotros nos hemos puesto muy contentos de que hayan tenido esa gentileza y la exhibimos muy orgullosos”.
El patrón de El Espinar es San Eutropio, pero el Cristo del Caloco en motivo de una devoción especial por parte de numerosos vecinos. Se dice que es un Cristo milagrero y reposa en su ermita durante todo el año. La ermita se encuentra en la ladera del monte del Caloco, y dos veces al año, una en mayo y otra el julio, se produce en ella el llamado Milagro de la Luz, cuando la luz del sol entra por una de las ventanas de la ermita iluminado la imagen del Cristo.
“El Cristo nos llena, lo sentimos muy dentro, estamos muy arraigados a Él. El cargo de Esclavo Mayor no conlleva responsabilidades ni obligaciones muy llamativas, pero yo durante estos días me siento especial, no sé por qué, pero me siento especial, ahí hay algo”.
El Cristo solo sale de la ermita durante estos días, el resto del año, quien lo quiera visitar debe ir a la ermita que abre en días contados del calendario.
Juan termina con un mensaje a los jóvenes: “les diría que disfruten de las fiestas, que gocen de los bailes, de los conciertos y de los momentos de alegría y jolgorio, y que de vez en cuando que se pasen por la Iglesia y vean al Cristo. Cuando uno ve al Cristo, sale de otra forma, es una sensación diferente en cada persona, porque sale de dentro, pero te transforma. Yo cuando he tenido un problema, he recurrido al Cristo, que lo ha solucionado o no, pero he recurrido a Él y me ha ayudado. Yo les diría a los jóvenes que vayan a ver al Cristo y le pidan también, y puede ser que tengan la misma experiencia,las mismas sensaciones que he tenido yo. Es algo que no puedo expresar con palabras”.
