Todo el mundo pone cara de asombro al pasar por la Plaza Mayor de Sanchonuño, y no es para menos. El mural realizado por Daniel Aguado sobre la resina es una obra de arte en plena calle, pero va mucho más allá: rompe muy poco a poco con lo establecido, con lo convencional.
Pinos, resina y resineros aparecen en este mural que fue un proyecto presentado por Daniel Aguado al Ayuntamiento de la localidad segoviana. Realizó un estudio de la zona, oficios antiguos, recuperados; hay un arduo trabajo de investigación detrás. No había fotos antiguas en el archivo, y Aguado quería dibujar pelotaris en esta pared que era el antiguo frontón. Pero dándole otra vuelta al proyecto, se decantó por la resina, sustento de tantas familias. Llegó una tía suya con una foto en la que aparecía su bisabuelo. No lo suele contar, pero así es: “un honor” que su bisabuelo esté ahí.
Es una pared privada y nada tiene que ver con su aspecto anterior. Durante quince días de verano, en jornadas parciales, pintó el mural con una grúa elevadora. Está realizado en escala de grises, pero su autor lo llama realmente “muro de contrastes”, porque hay color en la miera, “ya que es el protagonista de la historia”. Pero no solo es de contrastes por esto, sino porque todo está ceñido a la fotografía original, con la nostalgia del oficio, pero con un anacronismo, un elemento actual: el método de rayónen los pinos. Todo está lleno de significado, una evolución plasmada en una pared. Hay un dinamismo muy llamativo, con un camino, profundidad en el resto de pinar y otro hombre del pueblo dibujado, dotando al mural de toda la vida posible. Los colores y la expresión son dignos de apreciar en vivo, más sabiendo que todo está hecho con spray, entero. Lo completa una frase de un historiador del pueblo que pintó en vivo en unos micros abiertos de poesía.
Las reacciones han sido “variopintas”, reconoce Daniel. La gente más mayor le iba controlando cada día -bromea-, “pero los vecinos han estado encantados, me han arropado muchísimo y me han dado cobertura de todo”.
El proyecto nace de Daniel Aguado, de sus ansias creativas y de querer dejar “algo en mi pueblo natal”. Pinta con Ruralgraff por cientos de lugares, y quería algo especial para Sanchonuño. Salió adelante gracias al apoyo del Ayuntamiento. Aguado reconoce que esto es “romper con muchas ideas, pero se sabe que da valor añadido al pueblo y la gente está encantada”.
En Cuéllar le gustaría pintar murales e iniciativas que reconoce que ha propuesto. Ha realizado talleres con Gente Festeamus, en la Casa Joven, y todo fueron grandes experiencias que si surgen de nuevo, estaría encantado de repetir y hacer crecer. De hecho, había una propuesta muy original para la Huerta de la Alegría, con dibujos en perspectiva entre las columnas. Ahora quiere centrarse en el concurso de grafiti de Sanchonuño, que crece y además está muy cuidado: nada puede salirse de la temática rural que se propone. Habla de que la gente se va encantada y va a intentar moverlo hasta que se convierta en algo más, con conciertos y jornadas. Quiere que la gente aprenda, que haya relevo, que los jóvenes comprendan de verdad qué es el arte urbano, dejando un poco el “bombing”, aunque respeta el concepto que cada uno tiene de grafiti o arte.
RURALGRAFF Daniel lleva pintando desde 2001 de manera autodidacta; es ahora cuando estudia arte en la Casa de los Picos. “Siempre he tenido una imantación muy grande con el mundo del mural, y me parecía muy interesante hacerlo en el medio rural porque hay una carencia enorme”, señala. Los pueblos están olvidados en este tema, y quería moverse. “Veo un montón de muros y mi sueño es darlos color”, comenta. Así empezó a consolidar Ruralgraff, gracias a EnProceso, hace dos años.
Murales participativos, patios de colegio, y todo tipo de creaciones por toda la zona, pero también en León o Madrid, ocupan su vida. Demuestra que se puede vivir de esto. Además, prioriza el medio rural siguiendo su objetivo. Su próxima pintura es otro muro en la Plaza Mayor de Sanchonuño, y lo combina con otros que tiene repartidos por toda la comarca. Ruralgraff tiene una labor “casi más social que artística”, y está consiguiendo con éxito poner el medio rural “a todo color”.
