Las fiestas ‘de toros’, las principales de Sepúlveda a lo largo de todo el año, arrancaron ayer con la animación acostumbrada; esto es, con la alegre música de las charangas y el sabor a limonada.
El colorido desfile de las peñas sepulvedanas concluyó al filo del mediodía en la Plaza de España. Allí, desde el edificio de El Reloj, se procedió a la proclamación de la Reina y las damas de las fiestas, cargos que este año han recaído en Irene Antoranz Cristóbal, Lucía Sánchez Hernanz, Julia Sebastián Antón, Lidia Pérez Sanz y Sandra Hernanz González. Seguidamente, el veterinario Francisco Javier Hernández pronunció el pregón, realizando una encendida defensa de la fiesta nacional. Hablando de la vinculación de Sepúlveda con los toros, recordó en especial a una saga, los De la Serna, destacando entre ellos a Victoriano, el inventor del pase de las flores. Cambiando de tercio, Hernández tachó de “incoherentes” a los que sienten animadversión por los festejos taurinos, insistiendo una y otra vez en que son “un hecho cultural enraizado en el pueblo”, y que “forman parte de la identidad de la nación española”.
Tras el pregón, comenzó el recorrido de peñas, una de las actividades más típicas de las fiestas de Sepúlveda. Al ritmo de las charangas ‘Ojayo’ y ‘Relamido’, una multitud, procedente de todos los pueblos de la comarca de Sepúlveda, recorrió, una a una, todas las peñas, recibiendo en cada una un vaso de limonada. Bajo un sol de justicia que animaba a mojar el gaznate, el recorrido duró más de tres horas, llegando la comitiva a su término, en ‘Los Corralones’, poco después de las cuatro de la tarde. Entre las autoridades que se pudieron ver en el recorrido estuvo, junto al alcalde de Sepúlveda, Francisco Notario, el presidente de la Diputación de Segovia, Francisco Vázquez; la consejera de Agricultura, Silvia Clemente o la subdelegada del Gobierno, Pilar Sanz.
Después del multitudinario recorrido por las peñas, persistió, como música de fondo, el sonido de las charangas —permanente hasta el lunes—. Y aunque estos festejos son profanos —de ahí su popular denominación de “santos toros”, con la que un sacerdote ya fallecido reprendía a los sepulvedanos—, a última hora de la tardetuvo lugar el canto de una ‘Salve’ en el santuario de la Virgen de la Peña, patrona de la villa.