Las Cortes de Castilla y León acogieron este viernes, un día antes de su aprobación oficial un 25 de febrero de 1983, la conmemoración del 40 aniversario del Estatuto de Autonomía con la presencia de unas 200 personas de distintos ámbitos de la Comunidad, pero marcado por la división y por las criticas de la oposición y de los sindicatos a los efectos del primer pacto autonómico de gobierno entre el PP y Vox.
El acto institucional apenas duró doce minutos, los que tardó el presidente de la Cámara, Carlos Pollán (Vox), en leer su discurso institucional en el que pidió “un esfuerzo por dignificar la política” y apeló también a la concordia para que “se vea que entre quienes piensan diferente es posible”. Sin Medalla, por la falta de entendimiento para su entrega, se pasó al vino ofrecido a los invitados.
En su discurso, Pollán reivindicó los Decretos de León como la primera representación en 1188 de un órgano de representación y la historia común de leoneses y castellanos no solo a través de su historia, sino de los monumentos patrimonio de la Humanidad o del fuero de Brañosera. Tras recordar que lleva once meses en la Presidencia, reiteró su petición de realizar un esfuerzo para “dignificar la política” y subrayó que, desde las legítimas discrepancias que puedan existir, hay que asumir, aceptar y respetar el resultado claro de la composición de las Cortes surgido de las elecciones de 2022. “Que vean que la concordia entre quienes piensan diferente es posible”.
“Dediquemos nuestras ideas, experiencia y mejor hacer a mejorar la vida de los castellanos y leoneses”, manifestó, tras recordar que castellanos y leoneses “hemos recibido una herencia que debemos cuidar y proteger no solo por respeto a quienes nos precedieron, sino hacia nuestros propios hijos”.
Pollán pidió hablar de los problemas de Castilla y León, “que son muchos”, donde citó expresamente la despoblación, la falta de oportunidades para los jóvenes, el desempleo. “Creo que solo desde una colaboración sincera, sin filibusterismos políticos de ninguna índole, conseguiremos revertir la situación”.
Se extendió en que se hable por parte de los políticos del sector primario, “ejemplo de dedicación y amor a la tierra”; de la industria, “en la encrucijada de la digitalización sin dejar atrás el empleo humano”; de la dependencia energética, “que hemos dejado que asfixie a España y que tanto ha repercutido en la cesta de la compra”; de las necesidades de familias y mayores o de los servicios públicos y de “una tierra despoblada”.
“Son muchos y muy complejos los desafíos y, por ello mismo, la labor de los servidores públicos es hoy también más necesaria que nunca”, afirmó, para recordar que la política y sus instituciones “solo tienen sentido cuando sirven a nuestros compatriotas y resuelven sus problemas”. “Ese es el reto que nos corresponde librar también desde las Cortes, desde el respeto al marco jurídico que nos hemos dado todos los españoles”.
El presidente de las Cortes, tras afirmar que hay que sentirse “profundamente orgullosos” de España y de Castilla y León, terminó su discurso con: “Viva Castilla, Viva León, Viva España y Viva el Rey”.
reacciones
Comparecieron los portavoces de las formaciones políticas presentes en el hemiciclo, excepto UPL, que nunca ha asistido a este evento. “Nada que aplaudir, nada que celebrar”, fue la frase en la que coincidieron Luis Tudanca (PSOE), Pablo Fernández (Unidas Podemos) y Francisco Igea (Ciudadanos). Para el PP, en boca de Ángel Ibáñez, el discurso fue “positivo”.
En el banco azul, el presidente de la Junta, Alfonso Fernández Mañueco, que dejó las Cortes sin hacer declaraciones; el vicepresidente, Juan García-Gallardo, y los consejeros siguieron la intervención.
Se vio a diputados y senadores del Grupo Popular y a la delegada del Gobierno en Castilla y León, Virginia Barcones.
