Desde que el VAR (árbitro asistente de vídeo), llegó a la vida del fútbol, todas las semanas de liga hay más lío. Tanto que llegará un momento en el que los entrenadores decidirán que los jugadores salgan al campo con los brazos pegados al cuerpo a través de cualquier cinta adhesiva. Problema solucionado… Salvo que la FIFA introduzca en su reglamento nueva norma: «Todo balón que pegue de lleno, roce o bien pueda tocar un pelillo de la nariz del jugador, se considerará penalti».
¡Ahí te quiero ver, Manolo! Me imagino cómo será salir al campo, correr, saltar y levantarse con una funda nariguda. Porque, seguro de toda seguridad, que el entrenador la pide para su plantilla.
Otro problema ‘multiagudo’ que tendrá que solucionar el VAR multiusos será el del trazado de líneas para analizar si el jugador, ya con los brazos atados y la funda referida puesta, está en fuera de juego. Por más que dentro del campo esté, lo que da la impresión de ser una incongruencia, pero… Vete tú a la FIFA con una incongruencia.
Mas y pese a ello, a lo de la FIFA, me atrevo a sugerir que además de la ‘tirada’ de líneas rectas que ahora existe para ver si algún músculo del cuerpo –incluido ese–, está más fuera que el del otro, las líneas que se tracen sean oblicuas. Donde esté una oblicua bien trazada que se quite una recta.
Además, los encuentros tendrán mayor duración –no por el juego, que no–, pero sí para que el VAR, al que atenderán diez árbitros, dos ingenieros informáticos y tres delineantes de apoyo, llegue a conclusiones que transmitirá al árbitro, vía satélite de la NASA, o de la otra.
