El gobernador del Banco de España, Luis María Linde, aconsejó ayer en el Congreso “realizar un seguimiento continuo de la evaluación de la recaudación” durante 2018, con el fin de “reaccionar a tiempo tanto en el lado del gasto como en el de los ingresos en caso de que se materialicen los riesgos para el cumplimiento del déficit”.
Durante su comparecencia ante la Comisión de Presupuestos de la Cámara Baja, a la que acudió para dar su visión del proyecto de Presupuestos Generales del Estado (PGE) que tramita el Congreso, el gobernador destacó que el aumento previsto de la recaudación —un 6% de los ingresos tributarios y 5,1% en cotizaciones— significaría una respuesta “superior a la observada históricamente”.
“¿Es imposible que se cumpla la previsión de recaudación? No. Parece un poco optimista, pero no es imposible”, explicó Linde, ante preguntas de los grupos por las dudas planteadas, subrayando que la elasticidad ante un crecimiento “potente” de la economía puede impulsar los ingresos “algo superiores a las previsiones históricamente comprobadas”.
Todo ello ante una mejora del déficit, que está previsto que pase del 3,1% registrado en 2017 al 2,2% en este ejercicio, que el gobernador atribuye “al buen comportamiento cíclico de la economía y a la reducción de los pagos por intereses de la deuda pública”.
Revisión de los impuestos
No obstante, Linde pidió una revisión y definición de la cesta de impuestos para obtener de forma “estable y eficiente” los ingresos necesarios para financiar el nivel previsto de gasto público, así como más reformas y un programa de medio plazo con medidas para el cumplimiento de los objetivos presupuestarios ante el “elevado” déficit estructural.
En este sentido, insistió en la importancia de la consolidación presupuestaria, ya que el ajuste presupuestario pendiente es “significativo” y España sigue inmersa en el procedimiento de déficit excesivo desde el año 2009 y el plazo fijado por el Consejo de la UE para la superación de esa situación es este año y, una vez logrado ese objetivo, proseguir hasta lograr el equilibrio presupuestario en términos estructurales, algo “fundamental” para recuperar los márgenes de maniobra de la política fiscal ante eventuales escenarios adversos de crecimiento.
Por ello, considera que el proceso de consolidación fiscal debe anclarse en un programa de medio plazo en el que se detallen las medidas que permitan la consecución de los objetivos presupuestarios, así como en una previsión prudente de la evolución macroeconómica y de los ingresos públicos.
Asimismo, pidió seguir avanzando en la racionalización y eficiencia del gasto público, así como considerar una “revisión y definición de la cesta de impuestos” que permita obtener de forma “estable y eficiente” los ingresos necesarios para financiar el nivel deseado de gasto público.
Según Linde, a medio plazo el principal reto en el ámbito de las finanzas públicas es la persistencia de un elevado nivel de deuda pública, que cerró 2017 en el 98,3% del PIB, ya que su mantenimiento puede afectar al funcionamiento de la economía y podrían sumarse otros factores adversos como la normalización de las condiciones financieras o el impacto de las tendencias demográficas sobre el gasto.
En concreto, alertó de que el mantenimiento de una elevada deuda puede provocar la absorción de recursos que podrían tener usos más productivos, una mayor dependencia de las condiciones financieras exteriores o l reducción de los márgenes de maniobra de la política fiscal ante perturbaciones adversas.
Más reformas
A pesar de que la información más reciente apunta a que el ritmo de crecimiento del cuarto trimestre de 2017 (avance de 0,7% del PIB) habría continuado en los primeros meses de este año y de que el organismo augura un alza del 2,7%, Linde pidió más reformas económicas, ante el bajo crecimiento de la productividad, la falta de competitividad en algunos sectores y las “ineficiencias significativas” en el mercado laboral.
“Estos factores, en un entorno de intenso envejecimiento de la población, imponen límite al crecimiento potencial en el medio y largo plazo”, remarcó Linde.
Además, explicó que la evolución de la actividad económica en los últimos años se ha visto favorecida por factores transitorios como una política monetaria muy acomodaticia, una política fiscal expansiva y una evolución favorable de los precios del petróleo, si bien “a medida que estos efectos pierdan relevancia, su aportación al crecimiento de la economía disminuirá”.
Por ello, insistió en la necesidad de reformas para apuntalar la confianza de los agentes económicos y aumentar el potencial de crecimiento.
