Otro día más, y esta vez con una comisión ya concretada, los represetantes de diferentes colectivos se reunieron en el Palacio de Pedro I para seguir avanzando en el protocolo de regulación de los encierros de Cuéllar.
De nuevo, asistieron representates de peñas taurinas, asociaciones de caballistas, grupos políticos, aficionados taurinos y el concejal de Festejos, Luis Senovilla. Él fue el protagonista de este encuentro, ya que presentó a todos un borrador de lo que será el documento oficial para licitar la dirección de campo de los encierros. Ya en la Comisión Informativa del lunes, el concejal presentó este pliego de contratación para el servicio de la dirección de campo. “La idea es reforzar la figura del director de campo, con sus derechos y sus obligaciones, y con unas responsabilidades establecidas”, manifestó. Habrá un régimen sancionador y unas variables puntuables; también se emitirá un juicio de valor sobre la capacidad del candidato, demostrable, de encerrar y unas especificaciones en cuanto al número de bueyes, la experiencia, los días de encabestramiento mínimos y las personas que lo acompañarán como máximos responsables. Aún no se lo han presentado a ningún candidato, pues ha de pasar por secretaría y se espera que mientras la administración va elaborando el pliego de prescripciones administrativas, se puedan hacer incorporaciones al de prescripciones técnicas. Francisco Salamanca, de la Peña Taurina ‘El Encierro’, insistió en la importancia de las aportaciones de los colectivos a este documento, así como de encerradores que han actuado en Cuéllar alguna vez.
Algunas cláusulas recogen que el número de bueyes para el conjunto de los encierros será de 16, con 8 para cada día, y alternos. Se impondrá un instructor que vigile y regule las cláusulas de esta área. Se pretende conseguir ese objetivo de refuerzo del director de campo y que los colaboradores sepan su lugar y actuar en consecuencia.
El borrador del pliego de licitación ocupó gran parte de la reunión, pero como se acordó en la sesión anterior, se examinaron los encierros y se desgranaron sus partes. Dos vídeos sirvieron para comparar el tremendo cambio y evolución de estos con el paso del tiempo. El primero, de 2006, mostró la esencia más pura del encierro de Cuéllar; un número concreto de caballos, ninguno por detrás, la manada tranquila por los pinares, aglomeraciones de público muy puntuales, ocho bueyes, y espéctaculo en cada una de sus partes. El segundo, del domingo de 2015, mostró el resultado más negativo de esta evolución: caballos y coches sin organización alguna, manada desperdigada e infinidad de situaciones de peligro.
Este examen fue una técnica muy útil para este tipo de reuniones. De esta comparación se extrajeron datos necesarios como el conocimiento de la colocación exacta de ambulancias en el campo, asistencia sanitaria para los caballos, la función exacta de los pastores en las calles, el control estricto de menores en diferentes puntos, la necesidad de la calidad en los mansos y, sobre todo, la importancia del comportamiento individual de cada una de las personas que participa en el encierro. Se prevé una reunión semanal para continuar trabajando y extraer conclusiones.
