‘Cualquier tiempo pasado fue…’ Ahí puede poner cada cual el adjetivo que prefiera. Para dotar a la frase de concreción alguna, les ‘dejo leer’ lo que sigue:
‘Se añora lo que se ha perdido, aquello de lo que no se puede disfrutar. Es lógico que diga esta evocación nostálgica de tiempos anteriores quien ha cumplido ya años y, junto con la juventud perdida, echa de menos otras costumbres y otras circunstancias que considera preferibles (o no) a las presentes’. Fuente: Biblioteca Cervantes.
Pues eso. Que sobre lo de ayer escribo y les dejo ‘detalles’ de lo que tuvimos y que, en muchos casos, ha desaparecido. Ahí comienza el tiempo pasado.
Según dejaron escrito anteriores ciudadanos, lo que hoy se conoce como parroquia de San Marcos, barrio, o arrabal era conocido por el nombre de La Puente Castellana, lugar que daba acceso por la carretera del Rey (Santa Lucía). También dejaron escrita (descrita) su antigüedad, siglo XII. En el siguiente se construía la torre. Bien. Pues, el lugar, que fue perdiendo protagonismo (menos habitantes, menor caserío) a lo largo del tiempo, reunió en su pequeño término tres iglesias parroquiales. A saber, San Gil, San Blas y San Marcos (2). La primera –se dice, se oye, se comenta-, fue la inicialmente catedral de Segovia ¿Fue así? Como contestación un dato: a su alrededor vivían los canónigos. Pasaron los años y… La única de las iglesias que queda en pie es la de San Marcos.
Como aquello, la población, iba a menos, uno de los doce obispos activos que Segovia tuvo en el siglo XVI, decidió que se unificaran las tres iglesias citadas en una sola parroquia: la de San Marcos. Dado que el culto se fue perdiendo en las otras dos, y que lo que no se cuida tiende a enfermar, su propia inacción las fue convirtiendo en ruina y las hizo desaparecer. Hoy, San Blas –sus escasos restos- se ‘integran’ en una vivienda particular en la calle Marqués de Villena, pasaje que conduce desde el barrio al Monasterio del Parral. San Gil, ubicada en una de las huertas cercanas a La Moneda, aguantó en ruinas hasta el siglo XIX. Había comenzado su ocaso en 1669.
Solo San Marcos, puede que la más pequeña de todas y una de las más antiguas de Segovia, aguanta ‘el temporal’. En su pequeño atrio en forma de ‘L’, que fue cementerio ‘activo’ y después (ahora) ‘pasivo’, se encuentran enterrados restos de algunos de sus vecinos de la antigüedad, como también los hay dentro de la iglesia. En el atrio, pese a las reprimendas de D. Alberto o D. Simón, curas parroquiales, jugábamos al fútbol los peques. Monaguillos incluidos.
En la imagen de mi memoria también aparece la ‘Rogativa’ (3). Procesión que, saliendo de la Catedral, descendía por las calles de Escuderos, Vallejo y Puerta de Santiago hasta el barrio. La componían canónigos, sacristanes, monaguillos… todos revestidos de ‘traje de domingo’…Portaban mangas, pendones y demás familia litúrgica, orando y cantando por el recorrido.
Fecha concreta 25 de abril, festividad de San Marcos en jornada matutina. Al final del Puente Castellano esperábamos los feligreses del barrio. Vestíamos también de gala, pero…a lo pobre. Su población, obreros de construcción la mayoría (entre el cuarto y mitad del siglo XX), trabajadores de la fábrica de harinas del término de Zamarramala, otros, con jornales muy ‘justitos’ porque las familias llegaban… donde llegaba el sueldo. Y de ello podía dar fe la Sra. María, propietaria de la única tienda de comestibles del arrabal, en la que una gran mayoría de vecinos compraba al ‘fiado’ (4).
El ‘contrato’ entre partes, se cumplía –no siempre-, cuando llegaba el trabajador con el sobre donde portaba la paga (salario) de la semana. La esposa lo repartía. Difícil, muy difícil, que llegara para cubrir tanta necesidad. Más de un agujero se quedaba al descubierto. Pero la fiesta…
La fiesta era ‘sagrá’. Y se recibía a los ‘procesionados’ con cánticos, que eran interpretados por el coro indiscriminado y multidisciplinar, con alguna que otra voz discorde. Eran directores, en funciones, los maestros de la escuela del barrio. Así hasta que pasaba la procesión que cerraba el canónigo D. Julián. Las campanas de la iglesia, sujetas a maderas ya muy desgastadas, había que voltearlas a brazo con evidente peligro para los que ascendíamos a la torre por la estrecha escalera que partía de la iglesia, situada, casi, bajo el pulpito de hierro desde donde, a falta de amplificadores, el cura se ‘desgañitaba’, o así, para hacerse oír.
Luego, cuando la misa –larga, larga- terminaba y mientras los monaguillos acabábamos de recoger, en los bancos de madera instalados en el atrio se servían bollos y limonada. Casi todos los mayores, con hábito o sin él, empinaban el codo con la bota. La vigilancia en ese apartado se ejercía sólo con los niños. En el regreso y despedida si se cantaba algo era con muy diferente música.
Probablemente por culpa de los bollos.
Pues eso quería contar. Y es que si abres el baúl siempre tendrás un recuerdo ‘a mano’.
==============
(1) Enterar: Informar a alguien de algo (RAE); sinónimos; instruir, notificar, hacer saber, dar a conocer.
(2) ‘La iglesia de San Marcos, una de las primeras que se alzaron en Segovia. Es pequeña, sencilla, con un ábside semicircular románico, torreo cuadrada y baja, como casi todas las de aquella época y la que ha sufrido alguna transformación. Se celebra en dicho sitio la romería del Santo…’ (Mariano Sáez ‘Las Calles de Segovia’- 1918).
(3) Rogativa: En el culto católico, oración que se hace en una procesión pública en determinados días del año. Las procesiones de las rogativas se llamaron letanías galicanas para distinguirlas de la letanía mayor o letanía romana. Es esta última la procesión que se hace el 25 de abril, día de San Marcos y cuya institución se atribuye a San Gregorio el Grande. (Fuente: Diccionario General de Teología, 1846- Abate Bergier, Francia)
(4) Fiado o fiar: vender sin tomar el precio de contado, para recibirlo en adelante (RAE).
