Segovia amaneció ayer con una finísima capa de nieve. Ayer cayeron apenas cuatro copos. La nieve solo cuajó ligeramente en algunas zonas, como en el casco antiguo, mientras que en el resto quedó rápidamente disuelta. Con independencia de esta circunstancia, 48 horas después de la nevada del miércoles que cubrió Segovia—con una acumulación de cuatro centímetros de nieve—, la ciudad ha quedado limpia, en su mayor parte; una eficacia que hasta hace poco era poco habitual. La buena respuesta ante la nevada se explica, según la concejala de Medio Ambiente, Paloma Maroto, en la convergencia de varias circunstancias y en un factor clave: los nuevos equipos de vialidad invernal de la empresa FCC, adjudicataria del servicio municipal de limpieza viaria y recogida de basuras.
Que la nieve arreciase en torno a las nueve de la mañana, supuso un aliado, en tanto que la mayoría de trabajadores y estudiantes ya estaban en su lugar de destino. Con un tráfico más fluído, los camiones esparcidores de fundentes pudieron recorrer sin grandes problemas las rutas programadas; a diferencia de otras ocasiones, cuando quedaban retenidos, sin poder realizar su labor, en la vorágine de las retenciones de las ‘horas punta’.
Por encima del factor circunstancial de la hora de inicio de la nevada, el éxito en la respuesta obedece a la eficacia demostrada por los nuevos equipos de vialidad del Ayuntamiento. El año anterior ya estaban operativos, aunque “como nevó muy poco, prácticamente no dió lugar a que se probaran”, aclaró ayer Maroto.
Se trata de cuatro camiones dotados de esparcidores automáticos de sal que poco tienen que ver con los anteriores. Antes el reparto era casi manual. Los nuevos camiones son más rápidos, gastan menos sal y la esparcen mejor, de manera que “nos permitió llegar antes y a más sitios”, añadió la concejala. Para combatir la nevada del miércoles se esparcieron hasta 46 toneladas de sal y otros 8.000 kilos de forma manual para la limpieza de aceras. Ayer jueves se esparcieron otros 5.100 kilos de sal, y se actuó preferentemente en Revenga.
Vehículos pick-up
A estos camiones, se suman los dos vehículos ‘pick up’ —uno que utilizan los bomberos y otro los operarios de FCC—. Son utilizados para zonas con especiales dificultades de acceso, caso de calles del recinto amurallado, y, al igual que los camiones, disponen de un sistema automático para esparcir sal.
Además, FCC dispone de 5 vehículos dotados con cuchilla y esparcidor de sal; otro especifico para el reparto de sal a los operarios; 4 barredoras con cuchilla; 11 vehículos dotados con equipos de herramientas y capacidad para transportar 15 sacos de sal; 10 esparcidores de sal manual para la distribución de sal ayudando al operario, y tres vehículos para realizar las labores de inspección de las zonas afectadas.
La novedad de este año ha sido una máquina esparcidora de salmuera —sal disuelta en agua— preparada para acoplarse a los vehículos pick-up. La ‘salmuera’, de acuerdo con Maroto, es “mucho menos agresiva’ que la sal para el asfalto. Los bomberos y servicios de limpieza han utilizado los pick-up para esparcir la sal pero también la salmuera “como medida de prevención” en lugares puntuales y especialmente sombríos, con el fin de combatir la formación de placas de hielo. Se ha actuado en Padre Claret, el puente de San Lorenzo, Vía Roma o la Cuesta de San Bartolomé —en la ruta para sortear las obras de la calle de San Agustín—.
Maroto es consciente de los efectos dañinos de la sal para el asfalto y aceras. “Si no lo vemos necesario no lo hacemos, y aún así echamos la sal mínima, lo imprescindible”, añade.
