Cuenta el prior de los jerónimos, Andrés García Torralvo, que ya en 2006, cuando fue elegido, advirtió al Ministerio de Cultura del mal estado de las cubiertas del Monasterio de Santa María del Parral, especialmente en el claustro principal. “Goteras hay muchísimas, a veces se nos hacen auténticas piscinas”, comenta mientras señala el efecto del agua en este imponente edificio del siglo XV —aunque con añadidos posteriores y restaurado en varias ocasiones, no siempre con mucho acierto—.
“En la zona de la solana, cuando llueve vierte todo en el tejado de la iglesia y se acumula mucho agua, lo que ha motivado que la cubierta esté tan mal. Nosotros hemos invertido en algunas cosas pero no llegamos a todo. El atrio principal lo restauramos con fondos propios porque debido a la humedad había riesgo de rotura de una viga, y si ocurría, se nos caía medio tejado. El mantenimiento tiene que ser constante y retejamos cuando podemos…”. Así explica el prior su impotencia por atender todas las necesidades de mantenimiento de un edificio que, al fin y al cabo, es propiedad del Estado.
Los doce monjes del Parral forman hoy en día la única comunidad de jerónimos del mundo y sus principales ingresos proceden de la carpintería del monasterio, que se ha visto afectada por la crisis económica. La hospedería no genera casi ingresos, ya que no cobran por el alojamiento, más que la voluntad, y reciben algunos donativos puntuales. Los jerónimos no realizan labor pastoral, por lo que no celebran bodas, comuniones, bautizos u otras ceremonias que podrían contribuir a complementar sus fondos. Tampoco cobran entrada por visitas turísticas, limitadas debido a la clausura.
Aunque García Torralvo confía en que el Ministerio, a través del Instituto del Patrimonio Cultural de España, inicie el año que viene las anunciadas y presupuestadas obras de restauración de las cubiertas, lo cierto es que no hay garantía de que así sea.
De momento, el próximo mes de septiembre la arquitecta restauradora Estefanía Herrero García tendrá que entregar el proyecto básico y de ejecución, cuya redacción le fue adjudicado en febrero (el anuncio de licitación se publicó en septiembre). Esta profesional ha trabajado para la Concejalía de Patrimonio Histórico de Segovia, con proyectos relacionados con la Muralla, la reurbanización del eje Daoíz, Plaza de la Merced y Marqués del Arco, así como asesora en otras cuestiones, como la rehabilitación del Barrio de la Judería.
Fuentes del Ministerio de Cultura señalaban esta misma semana que “es difícil saber cuándo se van a iniciar las obras, ya que una vez entregado el proyecto tiene que ser revisado por el servicio de Arquitectura y después tiene que ser aprobado por la Oficina de Supervisión”.
A continuación se sucederá una serie de trámites, como remitirlo a la Junta de Castilla y León para su autorización, ya que la competencia en materia de Patrimonio es de la Comunidad Autónoma. Las mismas fuentes indicaban que el proceso de licitación puede llevar, asimismo, varios meses.
Aunque el presupuesto inicialmente previsto para las obras de restauración de las cubiertas se ha fijado en 1.250.000 euros, de ejecución material, Cultura insiste en que “no será hasta la entrega del proyecto cuando se tenga la cifra definitiva”.
En los Presupuestos Generales del Estado de este año se incluye una previsión de las dotaciones presupuestarias de este proyecto para los siguientes ejercicios; de manera que para 2015 se recoge una cantidad de 800.000 euros, 100.000 en 2016 y 200.00 en 2017. Se trata de la segunda inversión más cuantiosa, en Castilla y León, de la Dirección General de Bellas Artes y Bienes Culturales, después de la restauración del Monasterio de San Pedro de Arlanza, en Hortigüela (Burgos).
plan director El Ministerio de Cultura cuenta con un Plan Director para el monasterio, elaborado el año pasado con un coste de 61.407 euros (la convocatoria se realizó en abril de 2012). Este documento, en el que participaron dos segovianos, Antonio Ruiz, historiador y director de la Academia de Historia y Arte de San Quirce, y el arquitecto restaurador José Miguel Merino de Cáceres, ha servido de base para plantear las prioridades de actuación.
El Plan Director está dividido en seis planes de actuaciones: en el inmueble, en los bienes muebles, en bienes bibliográficos y documentales, de mantenimiento, de conservación y de difusión.
Todas estas intervenciones que propone el Plan Director se han cuantificado en más de nueve millones de euros, siendo las más importantes las correspondientes a la restauración del edificio, en torno a siete millones. La prevista en las cubiertas fue definida como de prioridad muy alta y el objetivo es frenar el deterioro existente y asegurar su estabilidad y estanqueidad, así como mejorar su accesibilidad, en adecuadas condiciones de seguridad, para futuras labores de mantenimiento y conservación…
