Las fuerzas de seguridad libanesas detuvieron ayer en el aeropuerto internacional de Beirut a Ahmed al Assir, un clérigo suní considerado el “emir” del Estado Islámico en Líbano, según informó una fuente de seguridad a la prensa local. La fuente detalló que Al Assir fue capturado por las fuerzas de seguridad del Rafik Hariri mientras intentaba coger un vuelo hacia Egipto con un pasaporte falso, después de pasar dos años prófugo de la justicia.
La agencia de noticias oficial, NNA, reveló que Al Assir “ha tratado de modificar su apariencia”, en un intento por escapar de la justicia libanesa. Al Assir era un personaje anónimo antes de que estallara la guerra civil en Siria, hace ya más de cuatro años, que ha aumentado la inseguridad en la frontera y ha llevado a Líbano a casi un millón y medio de refugiados.
Con el estallido de la revuelta popular contra el Gobierno de Bashar al Assad, Al Assir cobró notoriedad por sus numerosas apariciones en la televisión libanesa para criticar al régimen sirio y a sus aliados locales: el partido-milicia chií Hezbolá. A medida que avanzaba la guerra siria, el clérigo suní endureció su discurso y, tras protagonizar varios choques con los milicianos de Hezbolá y con el Ejército libanés, llamó a sus seguidores a armarse para combatir a los denominados “infieles”.
El diario libanés ‘Al Joumhouria’ publicó en enero que Al Assir había sido elegido por el Estado Islámico como “emir” de Líbano, aunque esta información —como muchas de las referidas a la organización terrorista— no ha podido ser confirmada.
Por otra parte, los funcionarios estadounidenses dedicados a la lucha antiterrorista, informaron acerca de lo que ocurrió a una joven cooperante. La estadounidense Kayla Mueller, que murió tras pasar un año y medio secuestrada por Estado Islámico en Siria, habría sido violada en repetidas ocasiones por el máximo lider de la organización terrorista, Abu Bakr al Baghdadi, durante su largo y agónico cautiverio.
La familia de Mueller confirmó a la cadena estadounidense ABC News que funcionarios del Gobierno les informaron de que su hija, quien habría cumplido 27 años, fue víctima de reiteradas agresiones sexuales por parte del líder de Estado Islámico. “Se nos dijo que Kayla fue torturada y que era ‘propiedad’ de Al Baghdadi”, explicaron los padres de Kayla, Carl y Marsha Mueller.
Según las mismas fuentes, Al Baghdadi llevó personalmente a la trabajadora de ayuda humanitaria secuestrada a la casa de Abu Sayyaf, un tunecino que se encuentra a cargo de los ingresos del grupo yihadista derivados del petróleo y del gas. El líder terrorista visitó regularmente la casa de Sayyaf y agredió sexualmente en varias ocasiones a Mueller.
Estado Islámico confirmó la muerte de Mueller a principios de febrero de este año. Según informó la milicia, la cooperante norteamericana perdió la vida por un bombardeo de la aviación jordana, que colabora junto a Estados Unidos en la coalición militar creada para combatir el terrorismo yihadista.
El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, negó esas informaciones, culpó a los terroristas de la muerte y dijo que Mueller, que se sirvió de las “libertades” para mejorar la vida de otras personas, ha dejado un “legado” que perdura e “inspira” a quienes “luchan, cada uno a su manera, por lo que es justo y decente”. “No importa el tiempo que nos lleve, Estados Unidos encontrará y llevará ante la Justicia a los terroristas responsables del cautiverio y muerte de Kayla”, para condenar las acciones de Estado Islámico.