La Federación de Asociaciones de Madres y Padres de Alumnos Fedampa ‘Antonio Machado’ ha pedido la eliminación de los deberes escolares y que las actividades de orden académico obligatorio para los niños se concentren en el horario de clases.
La Plataforma por una Escuela Pública, Laica y Gratuita, de la que forma parte el colectivo provincial de padres junto a otras doce asociaciones del ámbito educativo y social, se ha hecho eco de esta reivindicación que aseguran compartir.
Como portavoz de ambos colectivos, Pilar Pecharromán, defiende que “los niños pasan bastantes horas en los centros educativos aprendiendo técnicas de la escuela y por la tarde tienen que jugar, que todos los mamíferos juegan para aprender”. “Los niños —añade Pecharromán—tienen que tener tiempo para subirse a las vallas y a los árboles y así adquirir destrezas que, por ejemplo, les ayuda a escribir bien; para relacionarse con otros niños fuera del ámbito escolar, y para hacer juegos libres, porque un niño no solo aprende en la escuela”. Para el colectivo de padres de centros públicos “una actividad extraescolar es irse a la calle, que ahora parece prohibido”.
Óscar Sancho, integrante de la Plataforma por una Escuela Pública, Laica y Gratuita, no cree justificable asfixiar a los niños mandándoles tareas para hacer en casa, cuando se trata de ejercicios y trabajos propios de la actividad escolar. “Es como si el médico te dice: estás medio operado, vete a casa y te dan allí los puntos tus padres o tu familia”, comenta con ironía Óscar Sancho intentando explicar la presión que con la Lomce se intenta hacer a las familias. “Si los deberes cuentan ahora como evaluación continua, ¿cómo se evalúan o se penaliza por no hacerlos?” preguntan los representantes de la Fedampa y de la Plataforma, que ven además un riesgo de discriminación.
Consideran que quiénes no cuentan con la ayuda de sus padres y no pueden pagar una academia o un profesor particular están en desventaja frente a los que se lo pueden permitir. “Toda actividad obligatoria tiene que hacerse en horario lectivo”, reitera Óscar Sancho, remarcando que recordó que los padres no son los profesores y no se deben sentir mal por no poder dar clases particulares a sus hijos ni disponer de una sala de estudio para cada uno.
“Pago mis impuestos —añade Pilar Pecharromán— y delego la formación en los profesionales; cuando mis hijos están en casa les abrazo, juego, paseo con ellos, les escucho… hay otras muchas cosas que hacer deberes, y además no todos los padres pueden hacer esta labor”.
La Confederación Estatal de Padres y Madres de Alumnos (Ceapa) también aboga por suprimir los deberes, dado que supone “trasladar la jornada escolar a los domicilios” y llevan a que un alumno de 1º de ESO tenga una jornada semanal de sesenta horas.