La mañana del Domingo de Ramos arrancó con cierta incertidumbre para los vecinos de La Granja, que temieron que la nieve caídas en las primeras horas del día, empañaran la procesión que daría arranque a la Semana Santa granjeña. Pero no fue así.
A las 11.30 horas, los vecinos acudieron puntuales a por sus palmas a la iglesia de los Dolores. Desde allí partió la procesión, protagonizada por una borriquilla llamada Cris y por un joven burro, de nombre Alejandro, que se ganó el cariño y las sonrisas de los feligreses, con sus paseos espontáneos durante el trayecto. A lomos de Cris, Diego Martín, un orgulloso niño granjeño que aseguraba emocionado que “era la primera vez que montaba en burro”.
La tarde anterior estuvo practicando en casa y, ayer, al ver nevar, nervioso le dijo a su madre “¿A que no monto en burro?”. Pero sus peores pensamientos no se hicieron realidad. “Es guay”, decía Martín, que había sido elegido a sorteo entre los niños que este año toman la Primera Comunión, y que, lejos de sentirse nervioso siendo el centro de atención de los vecinos del municipio, se sentía “muy contento” con la experiencia. Y sus padres, más orgullosos no podían estar.
Sin ningún altercado, el paseo terminó en la iglesia de Nuestra Señora del Rosario, donde los feligreses y vecinos allí concentrados, escucharon la eucaristía en el primer día oficial de la Semana Santa, en voz del abad-párroco del Real Sitio, Slawek Slawomir.
Los actos continúan el miércoles, a las 21 horas, con en Viacrucis.
