Decía hace un par de semanas que “la reforma de las pensiones era uno de los grandes retos que tenía el Gobierno y quizá el de más calado de todo la legislatura y era lógico, por la gravedad de la situación en la que nos encontrábamos. Lograr y llegar a un gran pacto de todos y para todos es un deseable objetivo de cualquier Gobierno serio y que debe acometer pensando en el futuro y no en el corto plazo. La solución no es fácil, ni quizá sea entendible por todos, pero hay que hacerla tanto por el bien de los pensionistas actuales como de las próximas generaciones”.
El jueves el PP voto en contra de la nueva Ley de la reforma de las Pensiones, -técnicamente llamado nuevo marco de sostenibilidad del sistema público de pensiones-, pero no de la revalorización de las pensiones en base al IPC, que ya se voto hace semanas y que el PP lo apoyó tanto en el Congreso como en el Senado.
Empiezo por el final. El propio texto del Real Decreto-ley de la nueva Ley de Pensiones establece en su Disposición Adicional segunda, que “será la AIRef la que en el año 2025, es decir dentro de año y medio, contemple la revisión de las mismas”, resultando paradójico que haya sido la propia AIRef, viendo este RDL que el jueves se aprobó, quien haya dicho ya afortunadamente, sin tener que esperar al año 2025, en su informe de más de 170 páginas, que con esta nueva Ley desaparecen los principios que rigen el sistema de pensiones desde hace décadas, rompe la contributividad del sistema y el principio de universalidad, poniendo en riesgo la sostenibilidad del sistema de pensiones que es el pilar básico de nuestro estado del bienestar. Pero resulta que no sólo ha sido la AIRef la que ha dicho que no es la reforma que se necesita, si no también instituciones como el Banco de España, Fedea, BBVA y el prestigioso diario económico Financial Time. Y es que en el propio RDL ya se propone un nuevo recorte de los salarios o un recorte de pensiones o las dos cosas, para todos en el año 2025. Pero esto no es todo, esta reforma pone en peligro no sólo las pensiones, sino también la sanidad, la educación y la dependencia. No queda otra, hay que hace una reforma que garantice la revalorización de las pensiones pero sin hacerla recaer sólo, en los jóvenes, las pymes y los autónomos con un enorme incremento fiscal y esto, el gobierno no se ha atrevido.
Y termino por el principio, y con la pregunta ¿por qué el Gobierno y Sánchez hacen esta reforma ahora y de esta forma? Muy sencillo, por los fondos europeos y elecciones. Por los fondos europeos, porque si no se aprobaba una mínima reforma de las pensiones, aunque fuera a uno o dos años vista, no se recibirían en España las nuevas remesas de los fondos europeos. Y por las elecciones, porque en lugar de pactar la reforma de las pensiones en el Pacto de Toledo, con todas o las principales fuerza políticas como el PP, con todos los agentes sociales y el visto bueno de los organismos pertinentes, se ha hecho sin dar toda la información remitida a Bruselas para su aprobación, sin vocación de permanencia, porque sólo durará dos años para pasar el trámite de Europa y salvar las elecciones. Reconocer expresamente que en menos de dos años se tendrán que seguir subiendo las cotizaciones, o bajar las pensiones o las dos cosas a la vez, como ya el propio organismo supervisor ha advertido, es engañar a los españoles. El Gobierno no ha querido abordar la reforma con altura de miras y con responsabilidad porque su objetivo no es España, ni el futuro de los españoles, sino permanecer en la Moncloa a costa de lo que sea y de quién sea.
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(*) Diputado Nacional del PP por Segovia.
