Las orquestas y las fiestas de verano son su vida. Con su correspondiente equipamiento, recorrían la carretera y los escenarios de la geografía española. Pero, cuando estalló la pandemia, todo cambió. En 2020, la crisis sanitaria impidió trabajar a un buen número de bandas y charangas segovianas y a punto estuvo de acabar con el sector; el 90% del trabajo que tenían programado, se vino abajo.
Las empresas que se ocupan de facilitar la contratación, organización y producción de este tipo de eventos tienen claro cuál es el principal problema al que han de hacer frente. Cada año lograban amortizar su inversión en materiales, vehículos, equipos de sonido, pantallas de iluminación… En cambio, aún no han recuperado los gastos que realizaron a finales de 2019 y principios de 2020. “Hay naves enteras llenas de camiones, de furgones sin utilizar, de equipos…”, lamenta el director de Prin Espectáculos y Euroconciertos, Darío García. Esto es un buen reflejo de la falta de actividad que se ha adueñado del sector desde hace ya más de un año.
Obligados a reinventarse
Los primeros meses fueron complicados. Este verano, la situación parece haber mejorado con respecto a 2020 y las bandas empiezan a recuperase del golpe de la pandemia; han podido marcar un buen número de actuaciones en su calendario, aunque a “otros niveles”.
El sector depende de forma directa de las fiestas de la época estival, que ahora han dejado paso a las semanas culturales y celebraciones de pequeño formato que tienen “una ventaja y es que este tipo de actuaciones no dan problemas”, en palabras del director de Prin. Estos eventos suelen realizarse de 22:00 a 00:00 horas, por lo que “el efecto llamada de botellones y aglomeraciones no existe prácticamente”, asegura.
Las orquestas como se conocían hasta ahora, no tienen futuro, por el momento. Se han visto obligadas a reinventarse, a partir de las bandas que ya estaban formadas.
Así, han optado por crear formatos más reducidos, puesto que no requiere el mismo esfuerzo económico mover un tráiler, que hacer una pequeña actuación. A ello se une que los espectadores han de estar sentados, con mascarilla y manteniendo la distancia de seguridad. Hay quienes temen que esto pueda alejar este tipo de actos del público joven. A su vez, la reducción del aforo, se traduce en una menor recaudación.
Prin Espectáculos decidió dividir en dos una de sus orquestas estrella, ‘La Huella’, con once integrantes. Por un lado, la que han llamado ‘La banda de La Huella’, formada por músicos que tocan pop y rock y que hacen versiones en directo. Este grupo se desplaza con un camión escenario más pequeño y rígido, “que entra en cualquier sitio”, explica García. Y, por otro lado, ‘La Huella Remember’, que se estrenó el pasado mes de julio, con cantantes, dos bailarines y el mismo espectáculo del grupo original, pero con la música grabada y escenarios pequeños. Pese a ello, el vocalista, Rodo Téllez, relata que esto supone “muchos gastos” ya que, cada formato, tiene que llevar su propio equipo de montaje, un camión escenario, un técnico de luces…
Con ‘Pikante’, otro de los grupos de referencia en Segovia, ha ocurrido algo similar. El grupo también se ha dividido en dos, de manera que puedan hacer actuaciones de, aproximadamente, una hora y 50 minutos. Esto ha hecho que no se limiten al repertorio musical que se ha escuchado de forma habitual en verbenas. “Hemos buscado una fórmula y un repertorio que sea variado, de forma que si una canción no convence, enseguida va otra”, expone el cantante de ‘Pikante’, Javier Fernández.
Este es el método que han encontrado para tratar de salvar el verano y lograr mantener el mayor número posible de puestos de trabajo. No se imaginaban que tendrían que resistir a otra época estival sin apenas fiestas. Atrás quedaron esos años en los que las verbenas amenizaban las noches de muchos segovianos. Desde el sector, esperan que se animen a contratar estos nuevos formatos.
Los grandes olvidados
“No sé si habrá un sector que haya sido más dañado que el nuestro”. Así de contundente se muestra Fernández. En la temporada de verano, una orquesta media realiza entre 70 y 100 actuaciones. Pese a la falta de trabajo que todavía sobrevuela el sector, este “tan solo” ha recibido “dos ayudas de la Diputación”, sostiene. De ahí que reclamen la “empatía de la gente”, a la que intentan hacer disfrutar.
En la cara de los segovianos que asisten a las pocas verbenas que se están pudiendo llevar a cabo, ven el deseo de que las actuaciones que ya forman parte de la tradición popular vuelvan de forma paulatina a la normalidad.
Mientras que julio fue un mes “flojo”, en agosto han logrado rellenar parte de su agenda. Tienen todas sus esperanzas puestas en el avance de la vacunación y en la mejora de la situación sanitaria, que les permita volver a subirse a esos escenarios de los que nunca quisieron bajar. Esperan que el sector recobre pronto su vida.
