El proyecto del ascensor que unirá la calle de Gascos con Vía Roma, a la altura de la plaza de la Artillería, ha motivado un extraño cruce de declaraciones entre el Colegio Oficial de Geólogos de España (ICOG) y el Ayuntamiento de Segovia. Mientras en el primero hablan de paralización de las obras en una nota de prensa donde incluso se da a entender que no se ha cumplido la normativa, el concejal de Obras, Miguel Merino, visiblemente enfadado, reitera que “no se ha paralizado la ejecución en ningún momento, ni se han suspendido las obras” y sostiene que “no hay irregularidad en la redacción del proyecto, que se está llevando a cabo con normalidad según permiten las circunstancias meteorológicas y las condiciones de las inspecciones arqueológicas”.
Merino, que sí admite que al menos durante unos días los operarios de la empresa adjudicataria no han trabajado, entre otros motivos por el calendario de días no laborables del convenio de la Construcción, confía en que se retomen las labores pendientes a partir del martes.
En este sentido, informa de que la excavación del terreno necesaria para la cimentación encontró dificultades porque el nivel freático se sitúa por encima de lo esperado; es decir, se preveía a una profundidad de dos metros y, sin embargo, se ha constatado que se encuentra a 1,80 metros. Eso significa “que habrá que bombear e impermeabilizar el cajón donde irán los cimientos”, comenta.
Como se recordará, en la segunda semana de diciembre, los trabajos de construcción del ascensor se ralentizaron pero no se suspendieron, según el edil, debido a que se alcanzó una profundidad de unos tres metros y medio pero todavía no hacía tope, no se llegaba a la roca y las lluvias caídas de forma importante los días anteriores anegaron esa “gran oquedad”, en palabras de la alcaldesa, Clara Luquero.
Fue entonces cuando se valoró la posibilidad de realizar un estudio geotécnico más profundo, ya que el autor del proyecto había justificado “un reconocimiento geotécnico inferior» en vista a las características de la construcción. En este sentido, tanto Luquero como Merino, ya indicaron el mes pasado que, entre otros indicadores, se ha tenido en cuenta que los edificios cercanos “tienen una cimentación superficial”.
El concejal insiste en que “los estudios de los edificios colindantes planteaban una realidad”. De hecho, informa de que finalmente “se ha encontrado base a 4,5 metros de profundidad, con una resistencia a la compresión de 3 kilos por centímetro cuadrado, suficiente para sostener la cimentación y toda la estructura del ascensor”.
Entiende Merino que “no hay una mayor complejidad técnica que la ya prevista” y que la empresa “tiene un cronograma que está intentando apurar por ejemplo con la caja, de encargo, porque se estimaban unas ocho semanas de fabricación que ya se han cumplido y supongo que el retraso se debe a los días de vacaciones”.
Geólogos
Por su parte, el ICOG ha remitido hoy una nota de prensa en la que lamenta “la falta de un estudio geotécnico previo” en esta obra y recuerda el marco legal “por el que resulta obligatoria la realización” del mismo para este tipo de proyectos “con el objetivo de garantizar la estabilidad de la instalación y, por ende, la seguridad de los ciudadanos”.
Este Colegio, además de recordar que la Ley de Contratos y el Código Técnico de Edificación obligan a que proyectos de estas características incluyan “la información geotécnica necesaria para proceder al análisis y dimensionado de los cimientos”, apunta un “declarado desconocimiento del substrato infrayacente” en este caso.
Así, explica que el terreno sobre el que se construye el ascensor es de previsible complejidad, “situado dentro de una vaguada donde existe un contacto entre granito, arenas y arcillas potencialmente degradado y saturado de agua”, además de la presencia de un alto muro de sostenimiento de terraplenes “que va a ser descalzado parcialmente por la excavación del foso”.
Ante estas manifestaciones, Merino dice no entender “por qué no se ha puesto nadie del Colegio en contacto con esta Concejalía para interesarse por el avance y la realidad del proyecto”, al tiempo que señala que en la nota de prensa se hacen “consideraciones legales que no son ciertas”.
Se muestra dispuesto a hablar “con colectivos o colegios profesionales que tengan intención de aportar en los proyectos que afectan a la ciudad, más allá de lanzar determinadas cuestiones por especulación. El proyecto cumple la legalidad a la perfección e incluye una valoración geotécnica… Lo otro es querer meter el dedo en la llaga sin atender a la cuestión real”, concluye.
Los otros elevadores urbanos
Por otro lado, el concejal de Obras, Servicios e Infraestructuras informa de que los otros dos proyectos de mejora de accesibilidad en la ciudad con ascensores, fruto de los Presupuestos Participativos, siguen la tramitación habitual.
El más avanzado es el que resolverá la diferencia de altura entre el barrio de San Millán y el paseo del Salón. El proyecto municipal está pendiente de su visto bueno por la Comisión Territorial de Patrimonio Cultural de la Junta. Es previsible que esta última emita su informe este mes.
En cuanto al que salvará el desnivel entre los barrios de San José y El Palo-Mirasierra, el edil afirma que actualmente la Concejalía trabaja “en el proceso de análisis de ubicaciones concretas y soluciones técnicas. Hay dos o tres puntos en los cuales se puede abordar”. El planteamiento es igualmente mejorar la accesibilidad por lo que a priori parecen menos viables soluciones como escaleras mecánicas.
