Las intensidad lluvias han sido protagonistas durante varias jornadas en la villa, como lo están siendo en la capital y la provincia, pero ayer fue sin duda el día más problemático. Desde primera hora de la tarde, los chubascos aumentaron progresivamente y muchos vecinos ya se temían lo peor. Ya es costumbre que varias zonas de la villa se inunden, y así ocurrió, aunque la rápida actuación de los bomberos y servicios municipales lograron que los problemas se minimizaran.
Una de las peores partes fue la de la zona concoida como El Soto. Junto a la Plaza de Toros, el agua se acumuló llegando a más de 20 centímetros, y un vehículo, según cuentan los testigos, quedó atrapado en mitad de esta improvisada laguna que las lluvias conformaron. Dotaciones de los bomberos se personaron en el lugar, así como efectivos de la Guardia Civil, que acordonaron las vías de alrededor para impedir el paso a peatones y vehículos. El personal de servicios municipales, formado para estas tareas, actuó con diligencia en la extracción de agua y la apertura de alcantarillas para lograr evacuar la inmensa cantidad de agua que estaba anegando incluso los bajos de algunas edificaciones.
En otras zonas de la villa también fue necesaria su actuación, como al final de la calle La Resina, donde también se personaron los bomberos para evacuar el agua. El tráfico se volvió denso por elc aso histórico de la villa mientras la lluvias no cesaron. En las salidas a la carretera de Peñafiel, los pasos elevados acumularon tal cantidad que los coches ocasionaban riadas a su paso. Los alrededores de la Plaza de Toros por el otro ala también sufrieron las inundaciones, justo al lado de los camiones que allí estacionan. Otra de las zonas afectadas fue el patio del colegio Santa Clara, justo en la zona contigua a las viviendas. Cerca del Parque del Convento de las Clarisas, las alcantarillas expulsaban agua a borbotones, incapaces de asumir tal cantidad.
Los Paseos de San Francisco son otra de las zonas que suelen acumular agua, y así ocurrió, provocando la cautela de los muchos transehúntes que se concentran por las tardes en esta zona de recreo. En su aprte baja ocurrió lo mismo; la conocida como Huerta de la Alegría volvió a ser “una piscina natural”. Los vecinos de las calles cercanas, como la de EL Calvario, aseguraron que sus patios también se inundaron.
Cuéllar vivió ayer momentos de caos sobre todo a nivel de tráfico, pues todos los vecinos optaron por coger su vehículo particular ante la intensidad de las lluvias. Además, las instantáneas empezaron a circular a través de las redes sociales con mucha rapidez, lo que provocoó que muchos curiosos se acercaran hasta las zonas más problemáticas para contar con su fotografía propia.
Hoy, los restos de barro serán protagonista de las tareas de limpieza de los operarios municipales, pero por suerte, ayer, no hubo que lamentar ningún desperfecto, ni siquiera pérdidas materiales.
