El dirigente de Corea del Norte, Kim Jong Un, y el presidente de Corea del Sur, Moon Jae In, sellaron ayer compromisos para seguir avanzando en el histórico acercamiento entre los dos países vecinos y que van desde el ámbito armamentístico y nuclear, como por ejemplo el cierre de la principal base de ensayo de misiles norcoreana, al deportivo, con una posible candidatura conjunta para los Juegos Olímpicos.
El cálido recibimiento que Kim le brindó el martes a Moon a pie de pista en Pyongyang, con abrazo incluido, sirvió de preludio de una cumbre donde todo fueron gestos y buenas palabras, pero también compromisos. “Por primera vez, el Sur y el Norte han discutido medidas para la desnuclearización” de la península, destacó el mandatario surcoreano al término del encuentro de este miércoles, durante una rueda de prensa conjunta.
Pyongyang se mostró dispuesto a “cerrar permanentemente” una de las instalaciones que más polémicas ha generado durante estos últimos años, la de Dongchang Ri, desde donde se han probado y lanzado misiles. Su clausura, según Moon, contará con “la participación de expertos de países relacionados”.
Kim Jong Un también se mostró dispuesto a revisar el futuro de otras instalaciones, e incluso baraja el cierre de la central nuclear de Yongbyon, aunque en este caso “depende de que haya medidas correspondientes por parte de Estados Unidos”, explicó la parte surcoreana, según la agencia de noticias Yonhap.
Armas nucleares
El dirigente de Corea del Norte, por su parte, señaló que había acordado con Moon eliminar todas las armas nucleares y las amenazas de la península de Corea. “La declaración de septiembre abrirá un nuevo nivel para la mejora de las relaciones (…) y acercará la era de la paz y la prosperidad”, señaló el dirigente norcoreano sobre el acuerdo.
Ambos mandatarios también acordaron intensificar el intercambio transfronterizo y trabajar de forma conjunta para un desarrollo económico equilibrado, lo que pasa entre otras cuestiones por un proyecto conjunto para conectar ferrocarriles y carreteras a través de la frontera.
Los dos países reabrirán el parque empresarial de Kaesong, símbolo de la colaboración mutua y paralizado desde principios de 2016 por los desencuentros políticos. Su reapertura, a día de hoy, podría implicar una violación de las sanciones impuestas en los últimos años por la comunidad internacional contra Corea del Norte.
A la batería de gestos se suma, además, el compromiso de establecer una nueva instalación para albergar las reunificaciones de familias separadas por la guerra de mediados del siglo XX, en la medida en que ahora está previsto que se agilice la celebración de estos encuentros tras su reciente reanudación.
En el ámbito militar y de seguridad, las dos Coreas se comprometieron a retirar once puestos fronterizos cada uno a finales de año y a revisar los actuales programas de maniobras. Las Fuerzas Armadas de ambos países han pactado crear una zona desmilitarizada de 10 kilómetros donde estarán prohibidos todos los ejercicios de artillería o maniobras de campo.
Sin concesiones
Pyongyang no ocultó durante estos meses que no está dispuesto a dar ningún paso sin contraprestación, en la medida en que renunciar a su industria nuclear y armamentística —al menos en sus polémicos niveles actuales— supone también dejar atrás una de las principales bazas negociadoras del régimen a nivel internacional. Estados Unidos desempeña en este escenario un papel clave.
Moon reconoció que espera una “rápida reanudación” de las conversaciones entre las autoridades norcoreanas y estadounidenses, después de que la histórica aproximación de junio, cuando Kim se vio cara a cara con el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, se haya ralentizado en los últimos meses por el cruce de reproches.
Trump fue uno de los primeros líderes internacionales en aplaudir los compromisos de la nueva cumbre intercoreana, que ha considerado “muy emocionantes”. “Kim Jong Un acordó permitir inspecciones nucleares, sujetas a negociaciones finales, y desmantelar permanentemente un lugar de pruebas y una plataforma de lanzamiento en presencia de expertos internacionales”, destacó el mandatario norteamericano en su cuenta de Twitter.
En cuanto a la repatriación de los restos de militares estadounidenses víctimas de la guerra de Corea, algo que también han discutido Kim y Moon, Trump afirmó que: “Los restos de los héroes seguirán siendo trasladados su hogar en Estados Unidos”.
