Cuando escribo este artículo, acabo de regresar de la Fiesta de la discapacidad en Segovia. Como cada año se han juntado el día 3 de diciembre, Día internacional de la Discapacidad, todos los colectivos que representan a este sector. El acto es sencillo. Un o una representante de cada sector expresa un deseo y entregan una gran bola a los empleados del Ayuntamiento, que la dejará colgada en el tilo de la Avenida del Acueducto hasta que finalicen las Fiestas de Navidad. Muchos pasarán por debajo del árbol y no verán el fruto que hay en él. Los afortunados que al pasar por allí levanten la cabeza, vean las bolas colgadas y se pregunten qué significan, aunque nadie se lo explique, sepan que en ellas están representadas las ilusiones, reivindicaciones y esperanzas del sector de la discapacidad de Segovia.
El día amaneció soleado y luminoso, lo que contribuyó a caldear el ambiente y darle sentido de fiesta al acto y a esponjar el ánimo, alegre por el reencuentro y la posibilidad de manifestar, sin amargura, con firmeza y esperanza, la situación del sector de la discapacidad. Lo expresaba el comunicado, preparado este año por “Amanecer”, Asociación de personas con enfermedad mental, familiares y amigos:
“Esta pandemia ha sido probablemente lo más duro a lo que nos hemos enfrentado como sociedad. Pero para el colectivo de la discapacidad, que parte de una posición de desventaja, sobrellevar esta situación ha sido doblemente difícil: en empleo, según datos del SEPE, la contratación de personas con discapacidad descendió un treinta por ciento en 2020 respecto al año anterior. Y a menos trabajo, menos autonomía. Además, las barreras físicas y sociales se han incrementado con las restricciones y medidas preventivas como el uso de la mascarilla o la distancia social.
Por otra parte, el entorno familiar de las personas con discapacidad, que en muchos casos es su principal pilar, también se ha visto alterado a causa de la Covid-19 y esto ha generado sentimientos de indefensión, miedo y mayor incertidumbre para los nuestros. Este factor, unido al hecho de que no existe un auténtico espacio sociosanitario que sirva de red de soporte, ha dificultado aún más que las personas con discapacidad puedan emprender un proyecto de vida independiente”.
Han hecho alusión al cambio del artículo 49 de la Constitución Española para que “actualice su mirada sobre las personas con discapacidad, tanto en la terminología empleada para referirse a nuestro colectivo como por el contenido de sus líneas. La Constitución Española debe representar a todos los ciudadanos y el artículo 49, que supuso en su momento un avance importante por incluir expresamente a las personas con discapacidad, resulta chocante hoy en día por emplear palabras tan ofensivas y anticuadas como “disminuidos” o por no dejar clara la dimensión de todos nuestros derechos”.
“Apoyo a todos, inclusión, dignidad, protagonismo de las personas con discapacidad en el desarrollo de su vida diaria, ayudarnos a ayudar”… fueron algunos de los deseos expresados, con la esperanza de que se hagan realidad.
Me permito hacer una llamada al colectivo de la discapacidad: No dejemos que se apague la esperanza porque si se apaga, se apaga también la vida. La esperanza no consiste en la reacción positiva de un momento. Es más bien un estilo de vida, una manera de afrontar el futuro de forma positiva y confiada, sin dejarnos atrapar por el derrotismo.
Vivamos el momento presente con esperanza, que no es una actitud pasiva, sino un estímulo que impulsa a la acción. Quien vive animado por la esperanza no cae en la inercia. Al contrario, se esfuerza por cambiar la realidad y hacerla mejor. Quien vive con esperanza es realista, asume los problemas y las dificultades, pero lo hace de manera creativa, dando pasos, buscando soluciones y contagiando confianza.
Y dos últimos mensajes para los responsables de las instituciones y la sociedad en general: el de la alcaldesa de Segovia: “la sociedad o es inclusiva o no es nada”. Y el de la persona de Down Segovia: “que se acabe la pandemia para que podamos abrazarnos y besarnos con nuestros seres queridos”. Pues claro que sí.
