Lagunar, pelotari

A lo largo de muchos años, entre las muchas modalidades deportivas de las que escribí se encontraba la pelota. La cuna de esta actividad en Segovia se encuentra en Vallelado desde hace más de medio siglo. En 1970, fecha en la que llegó el primer frontón ‘oficial y público’, la localidad tenía una población de 1.105 habitantes. Ahora, 2022, se sitúa alrededor de 720.
El pasado miércoles publicaba El Adelantado una entrevista, bien construida por la periodista por cierto, en la que el protagonista era Miguel Lagunar que, junto a los Baeza, fue un extraordinario palista y desde hace años, cuando dejó de competir, un no menos extraordinario monitor/entrenador de las nuevas generaciones que, de la mano de su experiencia, mantienen viva la ilusión de los que siguen la estela en Vallelado.
Dice Miguel en la referida entrevista que habría dejado de jugar cuando en la década de los 80 consiguió el título campeón de España juvenil. Era entonces presidente de la Federación Segoviana de Pelota, Eulalio Moreno Luengo. Éste le pidió que continuara, lo hizo y ello sirvió para que la grandeza de ‘su’ deporte en Vallelado creciera hasta alcanzar que un club, su club, jugara las competiciones en la categoría más alta de la Pala española. Un grande entre los grandes. Pues nunca desmereció en lugar que por méritos ocupaba y ocupa.
Todos aquellos pelotaris de Vallelado, localidad conocida y reconocida también por la excelencia de sus ajos, merecen el reconocimiento por el trabajo realizado y, más aún por mantener, como hace Lagunar, viva la llama con la escuela creada por el Club de Pelota Vallelado, con la que, para ilusión de los que empiezan, viajan por distintos lugares de España para dotarles de experiencia conociendo otras escuelas.
Recuerdos tengo de aquellos partidos que viví en su frontón cubierto –sudor y lágrimas para su construcción-, en encuentros memorables. Son, todos, un ejemplo deportivo a seguir.