La Universidad de Valladolid arriesga en la despedida de curso porque quiere sorprender al público segoviano y cautivarle con un concierto teatral. Como acto de clausura de la actividad académica del período 2013/2014 los segovianos recibirán el regalo de asistir sin necesidad de pagar una entrada al espectáculo “La barca del infierno”. El Grupo de Música Antigua de la Universidad de Valladolid será el encargado de llevar a cabo esta representación el próximo viernes 28 de junio a las 21 horas en la iglesia de San Juan de los Caballeros. Durante más de un año, el grupo ha trabajado para crear un formato innovador que conjuga música, canto y trabajo actoral. El resultado es un original espectáculo que integra elementos teatrales y musicales de forma coherente y cerrada, según explicó ayer el director del Grupo de Música Antigua de la Universidad de Valladolid, Ignacio Nieto, invitando a los segovianos a asistir a este especial concierto que pretende enriquecer la escena española, esquivando convencionalismos.
Ignacio Nieto destacó en Segovia el carácter innovador de este “concierto teatral” en el que se interpretarán textos clásicos de Lope de Vega o del dramaturgo portugués Gil Vicente junto a música del Renacimiento español como piezas de los cancioneros de Segovia o de Palacio. Se trata de “difundir un repertorio para poner en valor de una forma diferente”, explicó Nieto, que estuvo acompañado en la presentación del espectáculo por el vicerrector del campus María Zambrano de Segovia, José Vicente Álvarez Bravo.
El elenco está compuesto por ocho cantantes, los actores Ruth Rivera y Jaime Rodríguez, de la compañía TeatroDRAN, y cinco músicos, que interpretan las canciones con instrumentos propios de la época. La duración del espectáculo es de una hora y la entrada será libre hasta completar el aforo.
“La barca del infierno” acerca al público actual una alegoría, con tintes cómicos, sobre el pecado y su castigo. Cuatro personajes llegan a la ribera en la que el Diablo y su peculiar Barca de Condenados les esperan para recordarles que ninguna conducta dañina queda impune. La avaricia, el ansia de poder o la instrumentalización de los demás en favor propio tendrán su justa compensación en ‘la barca del infierno’, en la que los pecadores, condenados a aleccionar mediante el canto, pagarán eternamente por sus excesos. Por el contrario, los personajes de buena voluntad disfrutarán de la gracia eterna.
