Los países de la Unión Europea y de América Latina y Caribe (UE-CELAC) optaron por silenciar la situación política en Venezuela, para lograr pactar la declaración conjunta sobre las relaciones birregionales que habrían adoptado en la cumbre que les reúne en Bruselas. La “preocupación” expresada por los Veintiocho en los últimos meses y el llamamiento del Parlamento Europeo al Gobierno de Nicolás Maduro para que libere a los presos políticos habría chocado con el rechazo a “injerencias” mostrado por el bloque latinoamericano en las negociaciones del texto.
Finalmente, los líderes europeos reiteraron su “rechazo a las medidas unilaterales de fuerza con efecto extraterritorial y contrarias al Derecho internacional”, en referencia a las sanciones de Estados Unidos contra el régimen de Maduro, según la declaración definitiva a la que tuvo acceso Europa Press. También mostraron su “compromiso” con la resolución “pacífica” de las “disputas” y “toman nota” de una declaración de CELAC cuyo contenido no recogieron expresamente.
El párrafo que aparece respondería a las demandas de los países bolivarianos que buscaban un gesto de la cumbre en contra de la política de sanciones de Washington contra Maduro. La Unión Europea trató de incluir una crítica a los abusos contra la oposición política en el país, pero no prosperó. Fuentes europeas justificaron la ausencia de una referencia expresa a la persecución de la oposición en el país latinoamericano porque se trataría de una cumbre “regional, no bilateral”, por lo que “no se habla de cada país”.
En la rueda de prensa conjunta de las dos presidencias, al término de la cumbre, el mandatario ecuatoriano, Rafael Correa, destacó el “rechazo” de los líderes europeos y latinoamericanos al “absurdo argumento” de Washington que consideró a Venezuela una amenaza para su seguridad. Estados Unidos actuó de manera “ilegal”, dijo Correa, “inmiscuyéndose en asuntos internos de un país soberano”, recalcó.
Asimismo, ni el presidente del Consejo, Donald Tusk, ni el jefe del Ejecutivo comunitario, Jean-Claude Juncker, optaron por su parte en seguir la línea del texto y no expresar la posición de la Unión Europea ante sus socios latinoamericanos. El documento sí recogió declaraciones políticas sobre otro países de la región, por ejemplo el apoyo al nuevo curso de las relaciones entre Cuba y la Unión Europea —inmersos en una negociación para un acuerdo de diálogo político y cooperación que deje atrás la ‘Posición Común’ europea—. El acuerdo, una vez concluido “será el marco para unas relaciones más estrechas y un apoyo comprometido con el proceso”.
