La Unión Europea y Cuba alcanzaron ayer un acuerdo político y de cooperación para normalizar sus relaciones bilaterales, sobre el que llevan negociando desde abril de 2014, tras siete rondas de negociaciones, según aclararon ambas partes en una declaración conjunta.
Este anuncio llegó en plena visita de Mogherini a La Habana, en la que se reunió con el ministro de Exteriores cubano, Bruno Rodríguez, y que se produce escasos días después de la séptima ronda, que tuvo lugar los días 3 y 4 de marzo en la capital de la isla. No obstante, la firma formal del mismo tendrá lugar más adelante.
“Las partes certifican la conclusión de las negociaciones de este importante acuerdo, que permitirán consolidar las relaciones entre la UE y Cuba en el medio y largo plazo”, confirman en la declaración, en la que además señalan que estas relaciones se basan en “la reciprocidad, el respeto y el beneficio mutuo”. Además, la UE y Cuba destacan que, una vez en vigor, este acuerdo “constituirá el marco para desarrollar el potencial de las relaciones” y permitirá “profundizar en el diálogo político y en la cooperación”.
“El texto es el resultado de las negociaciones que comenzaron en abril de 2014 y han finalizado tras trabajar en siete rondas, caracterizadas por el espíritu constructivo y profesional expresado por ambas partes, y por la completa adhesión a los principios de respeto mutuo e igualdad acordados en 2008”, continúa la declaración.
El acuerdo está dividido en tres capítulos: el Diálogo Político, que cubre cuestiones como la gobernación, los Derechos Humanos, la estabilidad y seguridad internacional y regional y armas de destrucción masiva, entre otros, el capítulo sobre Cooperación, que es el más amplio e identifica los sectores de cooperación, y el tercero, el capítulo económico y de comercio.
Además, supone el primer paso para poner fin a la Posición Común de la UE, que, promovida por el Gobierno de José María Aznar en 1996, condiciona avances en las relaciones del bloque comunitario con la isla a avances democráticos y en los Derechos Humanos, y que La Habana siembre ha rechazado por considerarlo una injerencia.
De hecho, los Derechos Humanos han sido una de las cuestiones más delicadas en el curso de los contactos, hasta el punto de que se creó un marco de “diálogo estructurado” específico y paralelo a las negociaciones, para evitar que las diferencias en este área impidieran avanzar las conversaciones.
