La Comisión Europea dio ayer luz verde al cultivo en territorio comunitario de una patata genéticamente modificada que producirá la firma alemana BASF y que estará destinada a la producción de almidón para la industria papelera, pero cuyos subproductos podrán emplearse para la fabricación de piensos para animales.
La patata Amflora es el primer organismo modificado genéticamente (OGM) que el Ejecutivo comunitario autoriza desde hace 12 , después del permiso que concedió en 1998 a la compañía Monsanto para su maíz MON 810.
Los Estados miembros que no estén conformes con la decisión podrán establecer salvaguardas y vetar su utilización, como ya hicieron seis países con el MON 810 -entre ellos Alemania y Francia, pero no España, que de hecho alberga el 80% de los cultivos comunitarios de esta variedad-.
Precisamente ayer la CE también aprobó la comercialización de otras tres variedades de maíz transgénico Monsanto.
El nuevo comisario de Salud, John Dalli, admitió lo «delicado» del asunto de los OGM, pero defendió que las decisiones de Bruselas son el resultado de una evaluación «finísima» de los distintos expedientes. Además, recalcó que los dictámenes científicos de la Autoridada Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA, por sus siglas en inglés) son la base de su dictamen.
Dalli sostuvo que la autorización para la patata Amflora está sujeta a «condiciones muy estrictas» para evitar su propagación a otros cultivos. Por eso, se impone la «separación física» del tubérculo de otras patatas destinadas al consumo humano en todo el proceso de recolección, almacenamiento y transporte. Además, deberá ser cosechada antes de que produzca semillas y su comercialización estará sujeta a un contrato con las empresas papeleras.
Sin embargo, fuentes comunitarias consultadas admitieron que el permiso para el cultivo incluye una cláusula que autoriza la «presencia accidental» de un 0,9% de este transgénico en alimentos para las personas y animales.
