Pucca es una joven segoviana que en 2011 pasó ocho meses en Brisbane (Australia) y recorriendo la costa Este y Sur de este país enorme—en conjunto su extensión es superior a la de Europa—, según explica esta fotógrafa que hasta el día 15 expone imágenes de paisajes y fauna australianas en el bar Santana.
Reconoce que hacer una selección de 23 fotografías de los 45 gigas de imágenes que sumó en ese tiempo no ha sido tarea fácil. Pucca quería ser consecuente con lo que había visto y vivido y, aunque en algún momento pensó no incluir algunas por su tipismo, consideró que no mostrar canguros o koalas, por ejemplo, es no hacer justicia al gran respeto que los australianos tienen por estos animales y por la naturaleza en general.
Las fotografías de la exposición son espectaculares y sorprendentes, tanto los paisajes urbanos como los naturales, y sorprendente ha sido también para esta segoviana la estancia en Australia, donde ha tenido que hacer frente a sus miedos y surfear sabiendo que muy cerca había tiburones. “Piensas que lo de los tiburones que se comen a la gente es una leyenda negra pero allí te das cuenta de que no es así, pasa y con frecuencia”, comenta.
Viajó a Brisbane —la tercera ciudad más poblada de Australia, con más de dos millones de habitantes— porque había acabado la carrera y, cuando sufrió un accidente, un atropello, tras el cual tuvo que pasar bastante tiempo de recuperación y rehabilitación, “tenía ganas de hacer algo grande”. Sin conocer a nadie allí y con el aprendizaje del Inglés como primer objetivo, se encontró con que los australianos son gente amable, respetuosa y confiada, aunque las autoridades son muy estrictas en el cumplimiento de las normas (por ejemplo está prohibido fumar en algunas calles del centro de la ciudad y quienes lo hacen pueden ser detenidos por la Policía).
En esta ciudad colaboró con una televisión local, donde incluso llegó a integrar el reparto de una comedia, pero también viajó por el país en back package; es decir, compartiendo habitación con otros viajeros desconocidos. Cuenta que se quedó muy sorprendida cuando descubrió que era la única que cerraba la maleta con candado y que el resto dejaba objetos de valor en la habitación, sin ningún temor al robo.
El civismo de los australianos contrasta, en su opinión, con la marginación que sufren los aborígenes.
Su aventura incluyó un viaje a la gran barrera de coral, donde hizo submarinismo; el alquiler de una caravana para recorrer la costa hasta Sidney, parando en algunas playas por el camino, visitas a Melbourne y a la isla de Tasmania. Hace ahora un año, en noviembre de 2011, pasó un mes viajando por Nueva Zelanda y promete una nueva exposición con fotografías de esa experiencia. Mientras tanto, todavía restan un par de días para poder ver la muestra del Santana que, después, podrá verse en el restaurante Dudua, en plena Plaza de España de Madrid.