La mejor época de la vida para enseñar los beneficios que aporta un libro es la infancia. Y qué mejor manera de hacerlo que desde una biblioteca, en una plaza pública y mezclándolo con juegos y talleres educativos.
La asociación cultural Arbolae de El Espinar lleva seis años realizando esta iniciativa, que todos los niños, acompañados de sus padres, pueden visitar desde el pasado jueves 7 de julio hasta el próximo 11 de agosto. El horario: todos los jueves de siete a nueve de la noche.
“Lo más importante es que los pequeños se acostumbren a seguir un orden a la hora de leer”, asegura Elisa Yagüe, una de las tres monitoras voluntarias que año tras año colaboran con la Asociación. Los libros los presta la Biblioteca Pública de Segovia y la Fundación Germán Sánchez Ruipérez de Salamanca, institución que nutre las estanterías con más de trescientos libros para niños de entre 0 y 14 años.
Este verano ya se han hecho cerca de sesenta carnets para niños de entre tres y cuatro y de entre siete y ocho años. “En total en todo el verano solemos llegar a los ciento cincuenta carnets. Estamos muy contentos porque sólo el primer día, ya se lo hicieron cincuenta nuevos niños”, señala Yagüe.
En los primeros años, esta actividad comenzó en la plaza de la Corredera, pero era más ruidosa así que decidieron buscar otra algo más alejada, en donde no hubiera ningún tipo de ‘distracción’ para los padres porque muchas veces “hay quienes confunden una biblioteca con una guardería”, apunta la monitora, “y es importante recomendar que sean los niños los que traigan a los padres”.
Al placer de la lectura, hay que añadir diversos talleres de marionetas de papel, así como la representación de cuentos leídos y una búsqueda del tesoro el último día como punto y final a esta temporada.
“Creemos que es un regalo de futuro pues primero plantamos la semilla y con el tiempo tendrán mejor calidad de vida. Eso, o sino, al menos habrán tenido una tarde creativa”, afirma Yagüe.
Desde Arbolae se pretende enseñar a los niños el funcionamiento de una biblioteca, dar a conocer algunos de los mejores libros de literatura infantil y, sobre todo, despertar y aumentar el amor por la lectura y los libros. Para ello, se promueve la lectura entre padres e hijos. De este modo, la biblioteca de verano supone un movimiento de más de ochenta libros cada día, habiéndose llegado a prestar más de tres mil libros en los pasados cinco años.
El primer día de la temporada de este verano, se invitó a que los niños fueran disfrazados a la biblioteca y a que improvisaran un cuento con la ayuda de los libros que se leyeran en la primera sesión.