El tiempo de la excusas está tocando a su fin, y salvo que el equipo cambie radicalmente su cara en esta recta final de la competición, la Gimnástica Segoviana jugará la próxima temporada donde por méritos propios se merece jugar, que no es otro sitio que en la Tercera División. Ayer, en la final que disputó en el campo de La Albuera frente a la Arandina, el equipo azulgrana dio la de arena y volvió a conceder todas las facilidades del mundo para que su oponente, que no ofreció más que lo que han ofrecido otros equipos que han “rascado” en La Albuera, mucho rigor táctico y veloz contragolpe, se llevara de manera merecida los tres puntos pese al ya clásico arreón final de los locales.
El conjunto de Paco Maroto ha cogido la costumbre de pegarse tiros en el pie en los momentos más importantes de esta temporada. Pero (ilusos que somos) a todos sorprendió la pusilánime salida al campo de los jugadores gimnásticos, que estuvieron prácticamente a merced de su rival en un arranque de partido, junto con su posterior continuación, indigno de un equipo que se jugaba buena parte de sus opciones de permanencia en casa.
La Arandina no tardó ni diez minutos en encontrar las vías de agua en la defensa gimnástica, que tenía una banda derecha en la que Font se veía como lateral improvisado, y Chema volvía a ofrecer demasiadas dudas en su juego. Así que el conjunto ribereño situó a Vergara percutiendo junto con Dela por esa banda, y el peligro rondó durante todo el primer tiempo la portería de Durán.
Pero, como quiera que la Arandina no es el Madrid, el equipo del Chino Zapatera “sólo” tuvo tres claras ocasiones de gol en el primer tiempo, dos de Joaqui que Durán logró enviar a córner en el último momento, y una tercera de Vergara, que convirtió en gol aunque el juez de línea tenía levantada la bandera desde bastante antes. Otra cosa es que el linier tuviera razón, y como el entrenador visitante tenía sus dudas, así se las hizo constar al colegiado, que ni corto ni perezoso le mandó a la grada. Resulta curioso ver cómo en esta categoría los árbitros son incapaces de cortar el juego duro, pero se crecen cuando alguien les dice que se han podido equivocar.
El paso de los minutos no mejoró el juego de la Segoviana, pero sí empeoró el de su oponente, por lo que el encuentro pasó a convertirse en un correcalles sin demasiado sentido, en el que ninguno de los 22 jugadores sobre el ¿césped? de La Albuera era capaz de dar dos pases seguidos. Al balón sólo le faltaron dos orejas grandes y comer zanahorias para ser lo más parecido a un conejo, ya que se movía como tal.
Un remate de Fran que Alex despejó con solvencia se convirtió en el único bagaje ofensivo de la Segoviana en los primeros cuarenta y cinco minutos. Para estar jugando una final, no parecía demasiado, así que en el segundo tiempo el equipo azulgrana puso algo más de intensidad sobre el terreno de juego, y con sendos remates de Palacios y Víctor Pérez ofreció más ataque en los primeros nueve minutos que en todo el primer acto.
Pero la Arandina esperaba con paciencia que los de casa se descubrieran un poco para hincarles el diente, y en cuanto pudo enlazar a la contra, endosó el 0-1. Con Font fuera de sitio, Vergara le echó un pulso a Chema, que acabó por los suelos, y el hábil jugador ribereño volvió a convertirse en verdugo de la Segoviana cruzando el balón con calidad ante la salida de Durán.
El gol fue un palo tan duro para los azulgranas, que cuando éstos quisieron darse cuenta ya habían encajado el segundo tanto, tras una falta lanzada por Manu Cabezas con tal suerte que la barrera pasó de ser un muro a un colador, y por un agujero pasó el esférico, que se alojó muy cerca del poste. Y aún pudieron los visitantes sentenciar poco más tarde, cuando Gabri se plantó solo ante Durán, pero mandó su claro remate a las nubes.
Faltaba media hora para el final, tiempo suficiente para intentar la heroica, pero Maroto no quemó sus naves hasta que dio paso al olvidado Terleira a veinte minutos de la conclusión, y la Arandina, gracias a una absurda expulsión de José Ángel, puso las cosas un poco más fáciles a los de casa, que marcaron por medio de Pino, y dispusieron de ocasiones para haber empatado el encuentro. Pero volvió a suceder lo que casi siempre, que no puedes pretender hacer en diez minutos lo que no has sido capaz de realizar en los ochenta anteriores, y la Segoviana terminó con el gran disgusto de perder merecidamente contra un directo rival por una permanencia que (ahora sí) parece demasiado lejana, entre otras cosas porque la sensación de tremenda fragilidad que está ofreciendo el equipo no invita precisamente al optimismo, pese a que aún quedan 30 puntos por disputarse.
PACO MAROTO: «Cuando mejor estamos, regalamos los goles»
Paco Maroto reflejaba al final del encuentro el disgusto por una derrota importante, “nuestra primera parte ha sido bastante mala. No la hemos hecho nada bien, y hemos estado muy espesos. Ellos nos han apretado mucho en la salida del balón, y nos han puesto en complicaciones. Ya en el segundo tiempo estábamos mejor cuando nos hemos empeñado en seguir metiéndonos los goles nosotros mismos. Es nuestra condena”.
De esta manera, el técnico de la Segoviana consideró que la Arandina se había llevado la victoria “por deméritos de la Segoviana. Es cierto que en la primera parte nos han apretado mucho, pero en la segunda, y es una tónica de toda la temporada, cuando mejor estábamos nos metemos los goles nosotros solos. Cuando nos hemos quitado los nervios y ya veíamos el partido perdido es cuando mejor hemos estado en el campo, generando varias ocasiones que al final no han entrado. Creo que el empate podría haber sido el resultado más justo. De todas formas, hay que seguir peleando por la permanencia”.
El entrenador de la Arandina reflejaba todo lo contrario que el de la Segoviana, “ya que hemos conseguido la victoria en casa de un rival que estaba tan necesitado como nosotros, y en un partido en el que, hasta la expulsión de José Ángel, considero que hemos sido mejores. Sí es verdad que la Segoviana al final ha tenido alguna opción de empatar, pero creo que el resultado es justo. Ojalá tanto la Arandina como la Segoviana logremos evitar el descenso”.
