¿Cuantos quebraderos de cabeza le ha dado la Segoviana a la Delegación de Fútbol?
Todos. Desde Pedro Hernández Escorial, con el que comencé a trabajar yendo a las asamblea como mandaban los estatutos. A Pedro le decía que tenía que dejar la Segoviana, porque la estaba matando. Me llevó muchísimos disgustos, porque al club se le tenía un respeto enorme, y eso se estaba perdiendo. Ese fue el primer disgusto, cuando tuve que “apear” a Pedro de la presidencia de la Segoviana.
Después salió una persona como Baldomero Martín, a quien yo valoro mucho como persona, pero como directivo no tanto. Yo no quería que entrara, pero cuando lo hizo me dio los mayores disgustos de mi vida. Año tras año yo veía que eso iba a la ruina, porque cuando le llamaba me contaba una historia distinta, y firmando talones pensaba que eso se iba a la mierda (sic). Eso se desmadró hasta que en una asamblea que se llevó a cabo en la Caja de Ahorros llegué y le dije, “señor, usted está dimitido”.
Después salió gente como Goyo Garrido, que hicieron todo lo que pudieron, subieron al equipo, lo bajaron, pero parecía que el club se estabilizaba, hasta que se volvió a desestabilizar, y posteriormente no han venido más que problemas, hasta hace un año y medio en el que estalló todo.
Se ha luchado mucho por conseguir que el bueno de Fernando Correa se hiciera frente del club, pero es que era la única solución que había. Yo pensaba en la forma de desordenar todo en la Segoviana para que el club dejara de estar en manos de quien estaba, que era el señor Tapia. Tenía que desordenarlo todo, e incluso desacreditarle para que todo se desbordara y, ya sin intervención mía, los jugadores dijeran que ya no se podía seguir así.
Había que revolver el gallinero para que todo se resolviera y poder meter a la Junta Gestora por la puerta delantera. Pero tenía que encontrar a la persona adecuada, y afortunadamente creo que se logró. Hubo que destrozarlo todo, y no me importa reconocer que así lo hice llamando a unos y a otros, hasta que al final estalló todo, y recibí una llamada de una persona con la que concertamos una cita con Fernando Correa, que creo que es un tío estupendo, pero que hasta entonces no le conocía y no me veía con la confianza suficiente como para reunirme con él. Si no movía esos hilos, veía que eso no podía salir adelante.
Ahora, aunque la parte deportiva esté un poquito estancada, la económica la están sabiendo sacar adelante más que bien, y estoy muy contento por ello.
¿Y el Caja?
El Caja Segovia ha sido todo alegrías para la Delegación. Segovia fue la primera que metió al fútbol sala en la Delegación, porque teníamos razones suficientes como para meter al club y de esta manera fuimos los primeros en Castilla y León en hacerlo. Nos costó hacer la fusión, pero en cuanto lo logramos nunca se han hecho distingos entre fútbol y fútbol sala. Toda la gente del fútbol sala tiene un respeto enorme a la Delegación de Fútbol de Segovia
Las principales alegrías me las ha dado el fútbol sala, tanto con la celebración del Mundial del 96 como con los títulos del Caja Segovia. Pero eso se compensa con haber tocado la Copa del Mundo, ¿no?.
¿Y los clubes?
De esos sólo puede haber halagos. Son increíbles cómo admiten normas que salen en los reglamentos que son pasables, y que se les hacen grandes. Los dirigentes de los clubes de Segovia son extraordinarios, y los comparo con los de León, con los que todo son problemas
¿Se arrepiente de algo en estos 25 años?
Al contrario. He encontrado muchísimos amigos tanto en Segovia como en Valladolid, y si algún enemigo he creado en este mundo, no le conozco. Comenzando por mi junta directiva, que es extraordinaria, y siguiendo por todos los demás. Siempre me he encontrado las puertas abiertas en cualquier sitio, el respeto por parte de los medios de comunicación ha sido enorme. Por eso se me pone un nudo en la garganta al marcharme.
