Después de la jornada amnésica del pasado lunes, el lado más oscuro del ciclismo volvió ayer a inundar la sala del juicio de la ‘Operación Puerto’ con la declaración de Jesús Manzano, testigo clave y cuyo crudo relato fue un duro golpe para los acusados.
«El doctor Eufemiano Fuentes me dio EPO en 2001, 2002 y 2003», dijo el excorredor del Kelme, que es parte de la acusación particular en el macroproceso. Manzano, de 34 años, acusó también a Yolanda Fuentes y a los directores deportivos Vicente Belda e Ignacio Labarta de suministrarle u obligarle a tomar sustancias prohibidas.
«Si no lo hacías, ibas a la calle», aseguró el madrileño, que detalló que durante sus años en el equipo ingirió productos como nandrolona, testosterona, cortisona, hormonas femeninas o hemoglobina.
Según su explicación, Fuentes se encargaba de la planificación médica, mientras que Labarta organizaba los entrenamientos en función de los medicamentos que se tomaban. Belda, jefe del Kelme, estaba al tanto de todo, y el equipo se hacía cargo de los pagos.
«Vicente te llamaba y te decía: ‘¿te has puesto en contacto con el canario para que te mire el aceite?», indicó el testigo, que añadió que Belda fue quien le informó en 2001 de que iba a iniciar un tratamiento con EPO. «Me dijo, te vamos a dar unas cositas para trucar el motor», contó. «Luego me enteré de lo que era».
«El tratamiento duraba un mes. Se ponía un día sí y otro no. Y luego se dejaban 12 días para limpiar la sangre. El objetivo era subir el hematocrito para luego hacer extracciones», añadió. Después, la sangre que se le extraía se le reinfundía durante la competición. «Al Tour de Francia las bolsas las llevaba en un brick de vino la paloma mensajera, que era Alberto León, porque allí había otra legislación y podías ir a la cárcel».
«En España iban muy tranquilos. El mismo Eufemiano venía al hotel con su flamante Porsche lleno de productos», agregó.
Algo acelerado y difuso, pero tremendamente gráfico, Manzano contó cómo el hematocrito se subía artificialmente hasta 56, cómo las bolsas de sangre se colgaban de los clavos de los cuadros de los hoteles antes de ser reinfundidas o cómo se compraban medicamentos de origen bovino o canino, entre otros. «Había cachondeo con esto. Belda decía: ‘Unos días van ladrando y otros mugiendo’».
Serios desvanecimientos
Manzano relacionó el consumo de estas sustancias con los desfallecimientos que tuvo mientras corría en Francia y Portugal. Y aseguró que en una reinfusión en Valencia con otro doctor del equipo, Walter Viru, tuvo una grave reacción alérgica. «Estaba más muerto que vivo. Desperté en la ambulancia y me pidieron que no dijera lo que había tomado», indicó el excorredor, que dejó el Kelme a final de 2003. Nunca volvió a competir.
Durante sus declaraciones, Fuentes y Belda intentaron desacreditar a Manzano. El primero lo acusó de ser cocainómano y el segundo, de haberlo encontrado con una mujer en su habitación en la Vuelta a España de aquel año.
«Nunca he consumido cocaína. Las únicas sustancias que he consumido son las que me ha dado Eufemiano Fuentes», añadió.
El testigo-acusador reclama una indemnización de 180.000 euros. «Pero no hago esto por venganza, sino para limpiar el ciclismo», destacó, pese a que no ocultó que cobró 9.000 euros por la entrevista en la que reveló el caso.
Las declaraciones del deportista al diario As en 2004, en las que contaba con detalle las prácticas dopantes, fueron uno de los motivos por los que la Guardia Civil española inició la investigación de la ‘Operación Puerto’.
