Aunque lleva pocas semanas al frente del centro de enseñanza militar más antiguo del mundo, el general Alfredo Sanz y Calabria conoce a la perfección los entresijos de una institución que lleva en su código genético la adaptabilidad a los cambios derivados del devenir de la sociedad. La aplicación del “Plan Bolonia” a las enseñanzas militares ha obligado a reorganizar el plan de trabajo del centro, que es asumido por su máximo responsable como “un reto y una oportunidad para mejorar”, y que consolida la permanencia en Segovia de sus instalaciones.
Llega usted al mando de la Academia tras pasar por los puestos más importantes del centro de enseñanza militar. ¿Cómo asume esta nueva etapa?
Con mucha ilusión, porque es un honor y un orgullo dirigir un centro que tiene 250 años de historia, y cuando uno ve la nómina de quienes me han precedido en el cargo me entra un poco de vértigo. Conozco bien la casa, con sus virtudes y defectos y sus posibilidades de mejora, y por ello es un reto, porque tengo la capacidad no sólo de dirigir la Academia, sino de sentar las bases de lo que va a ser el futuro de la Artillería en los próximos años, por eso es algo que me ilusiona y me preocupa.
¿Cuáles son las líneas de trabajo que pretende abordar durante su periodo al frente del centro de enseñanza militar?
La Academia, históricamente se asienta sobre tres pilares, que son la jefatura de Estudios, dedicada a la formación y el perfeccionamiento de los oficiales y suboficiales; el Centro de y Simulación, una de sus grandes joyas, y la Jefatura de Adiestrramiento y Doctrina, que es la responsable de la investigación y publicación de tácticas, técnicas y procedimientos que empleamos en el arma. Cada una surge en un momento determinado de la historia y con unos condicionantes diferentes, y estas tres bases, sin ser independientes, tampoco han funcionado de una manera coordinada. Durante los tres años anteriores, hemos tratado de mejorar en esa línea pero queda mucho trabajo por hacer, y la nueva reorganización de la Academia nos favorece poder impulsar mecanismos de mejora, de manera que lo que podemos aprender con el empleo de los simuladores, que es por donde pasan todas las unidades y dejan lo que van aprendiendo, tenemos que ser capaces de convertirlo en normativa y documentos escritos que podamos aplicar tanto en la enseñanza como en el funcionamiento de las unidades artilleras.
El gran reto ahora mismo es terminar de poner en marcha el sistema de formación de suboficiales, que es en lo que estamos inmersos y confiamos en que sea un éxito, porque tenemos los mimbres para poder hacerlo; pero quedan flecos que hay que amarrar.
La reestructuración del programa de formación en la Academia de Artillería, ¿cerrará el debate sobre su permanencia en Segovia?
Ahora mismo no es un tema que esté encima de la mesa. No se me ocurre pensar que en la actual situación económica, las instalaciones que tenemos aquí y lo que hemos hecho se pueda trasladar fácilmente. En las Fuerzas Armadas se está funcionando como en una gran empresa y se buscan las mejores soluciones de organización, y siempre hay estudios sobre esta materia, pero en el momento económico es difícil considerar que todo lo que hay en la Academia se pueda trasladar a otro sitio. Estoy hablando de los simuladores, del centro de formación de suboficiales, donde se ha realizado una gran inversión económica en talleres y aulas; y si alguien estuviera pensando en trasladar la Academia, obviamente no se hubiera realizado esa inversión.
Aunque la reorganización de la Academia es un tema que parece llamar la atención, yo salí de aquí como oficial en 1981 y hasta hoy he conocido distintos planes -META, Norte, Ejército 21…- No ha habido momento a lo largo de mi vida militar en el que no haya estado inmerso en un plan de cambio, y es algo que forma parte de la sustancia de las Fuerzas Armadas. La sociedad evoluciona a mucha velocidad y también las Fuerzas Armadas están inmersas en ese proceso de cambio para buscar ser más eficaces y eficientes y estar adaptados a la realidad social y a lo que nos exigen los ciudadanos.
Que la Academia se reorganice no está ligado a que permanezca en Segovia, porque independientemente de su ubicación tiene que tener una organización, y es un proceso continuo como sucede en la sociedad.
Desde algunos sectores se asegura que la Academia ha perdido peso específico al primar la formación profesional frente a los estudios superiores. ¿Se resentirá la labor docente, científica e investigadora del centro?
En absoluto, y yo creo que gana, porque seguimos manteniendo el núcleo duro de la investigación que es la Jefatura de Adiestramiento y Doctrina; y por otra parte, el Centro de Simulación es una herramienta fundamental que se va a potenciar, ya que a lo largo de los próximos meses, el simulador va a tener más potencia y más capacidades, incluso de interconexión con otros simuladores para plantearnos ejercicios conjuntos.
Además, la formación de los oficiales superiores, aunque se traslada a Zaragoza no excluye nuestra participación en el proceso. Nosotros les hemos planteado temas de investigación y ellos nos solicitan también formación, por lo que se mejora la capacidad de investigación en asuntos que pueden ser interesantes. Es cierto que las cosas pueden cambiar, pero nadie dice que una parte de la formación de los oficiales no se vaya a realizar en Segovia.
Creo que tenemos que hacer un poco de pedagogía, porque estamos acostumbrados a hablar de Formación Profesional, y hablar de un título de Técnico Superior no nos da una idea clara de lo que es. La Ley Orgánica de Educación incluye esta titulación en la enseñanza universitaria, dotándole de un carácter que hasta el momento no tenían. Además, deben hacer un proyecto de investigación al finalizar el periodo de estudios, lo cual le da un nivel distinto que no va a hacer perder los niveles de investigación del centro. Es un importante desafío que nos va a dar mucha más potencia en esa área.
