Después de su puesta de largo en Madrid -con presencia de hasta cinco miembros del Sinn Fein-, y sin condenar a ETA ni a sus atentados pasados, la nueva marca de Batasuna, Sortu, aguarda con impaciencia a que el Ministerio del Interior le dé luz verde para poder participar en los comicios del 22 de mayo. También se haya en espera, como él mismo ha reconocido, el presidente Zapatero, que no quiere pronunciarse al respecto, aunque sí diferentes figuras de su partido, si bien, salvo en el caso del ex regidor manchego José Bono, la línea oficialista parece tender la mano a los batasunos.
Así, las declaraciones del jefe de los socialistas vascos, Jesús Eguiguren, en las que señalaba que «había llegado la primavera», y que «el lunes fue el primer día de paz en Euskadi», siguieron a la «música» a la que, 48 horas antes, había aludido el portavoz del grupo, José Antonio Pastor.
No les fue a la zaga el mismísimo lehendakari, Patxi López, que dejó la sobriedad para su jefe de Interior, Rodolfo Ares. Así, aquel pidió a sus votantes «unidad y apoyo» a la dirección del partido y al Gobierno vasco, «en este tramo final hacia la libertad», si bien aconsejó «prudencia» para «no echar por tierra esta enorme oportunidad». Para ello, pidió, sobre todo, «confianza», porque se está avanzado, «a pequeños pasos», pero de manera «imparable», hacia el final del terrorismo. El PP, su socio hasta ahora, dio la callada por respuesta, y solo opinó la presidenta del Parlamento, Aratxa Quiroga, que pidió que no se cuele Sortu el próximo 22 de mayo.
En Madrid, el vicepresidente primero del Ejecutivo, Alfredo Pérez Rubalcaba, reprochó al diputado popular Ignacio Gil Lázaro, que semana sí, semana también, le pregunta sobre el caso Faisán, que «se está dedicando a poner sordina a la lucha antiterrorista, porque, en el fondo, no le gusta lo que está pasando: estamos ante el principio del fin de ETA; esta semana, mejor que la anterior, y la semana que viene, mejor».
No obstante, el presidente del Congreso de los Diputados, José Bono, volvió a poner la nota discordante, aunque fuese entre líneas y a golpe de cierto pesimismo. Así, sostuvo que le alegra «mucho» que, aunque sea una manera «cínica», los promotores de Sortu tengan que hacerse pasar «por corderitos».
Tras asegurar que no les cree, el político albaceteño cuestionó la veracidad de los estatutos de la nueva formación abertzale, debido a que «antes de ayer» fueron capaces de «matar, aplaudir y festejar las muertes». Como en él es habitual, dejó titulares: «Cuando veo a Permach y compañía pienso que, si pudieran, me darían matarile».
Ahora toca esperar hasta que la propuesta llegue a la sala 61 del Tribunal Supremo, que se halla ideológicamente equilibrada.
