El juicio por la tragedia del Madrid Arena entrará a la vuelta de la Semana Santa en una nueva fase con las testificales de los miembros de la Policía Municipal y Nacional que participaron en el dispositivo policial que estuvo en la Casa de Campo la madrugada del 1 de noviembre de 2012.
Tras dos meses desde que arrancara la vista oral, ninguna de las personas que con sus actos pudieron influir en el fatal desenlace ha entonado el ‘mea culpa’, echando balones fuera para escurrir la responsabilidad en los hechos. El principal imputado y promotor del evento, Miguel Ángel Flores, descargó la culpa de lo ocurrido a las malas condiciones en las que se encontraba el pabellón municipal.
Los entonces responsables de Madrid Espacios y Congresos (Madridec), empresa pública que llevaba la gestión del recinto, miraron hacia Seguriber como el responsable de los fallos en la seguridad, mientras que Seguriber lo hizo al contrario. También hubo contradicciones en instrucción entre los mandos policiales responsables del operativo desplegado esa noche.
En su auto de procesamiento, el juez Eduardo Palop mantuvo que el botellón que se hizo en los exteriores y que no evitó la Policía pudo influir en la tragedia. “Don Emilio Monteagudo no hizo nada, debiendo haberlo hecho, para que el dispositivo deficiente, insuficiente e ineficaz que organizó la fuerza a su mando hubiera tenido una solvencia muy diferente a la que realmente tuvo, que fue simplemente nula”, señaló entonces.
Una de las comparecencias que más se espera a la vuelta de las vacaciones es la de Cándida Jiménez, la oficial responsable del operativo que se diseñó esa noche de Halloween —declara el próximo 6 de abril—. Tanto el exjefe de la Policía Municipal de Madrid Emilio Monteagudo como la exconcejal de Seguridad del Ayuntamiento de Madrid Fátima Núñez apuntaron a Jiménez como la única responsable del dispositivo que se montó esa noche.
En su declaración como imputado, Monteagudo manifestó que la jefa del dispositivo no intervino “como priorización de servicio”. Además, contó que ésta le llamó para indicarle que se iba a centrar “en la misión principal”. En cambio, la oficial aseguró en la instrucción ante el juez Eduardo López Palop que sus superiores le negaron los refuerzos que solicitó antes de la trágica fiesta y mantuvo que nunca recibió la orden de cambio de nivel de riesgo, tal y como manifestó Monteagudo.
El exjefe de la Policía siempre ha mantenido que hubo un documento que acreditaba el cambio de nivel de riesgo de esa noche, algo que investigó el instructor en una pieza separada por un supuesto delito de falsedad documental para determinar si se aportó un informe manipulado.
