La Policía húngara empleó gases lacrimógenos y un cañón de agua contra los inmigrantes y refugiados concentrados en la frontera con Serbia y que reclaman entrar en Hungría, según informó un reportero de Reuters y un responsable de la ONU.
Un reportero de Reuters indicó que cientos de agentes antidisturbios, respaldados por unidades especiales antiterroristas con vehículos blindados y un cañón de agua, avanzaron hacia la multitud de inmigrantes concentrados en el paso fronterizo de Roszke. Los refugiados se encuentran del otro lado de la valla de metal contruída por el Gobierno húngaro.
Poco antes, la Policía denunció que un grupo de inmigrantes “agresivos” había conseguido romper la puerta del paso fronterizo desde Serbia. Sin embargo, el responsable de la ONU en el lugar de los hechos afirma que no parece que los refugiados hayan roto la barrera. “La Policía está adoptando medidas legales y proporcionadas para proteger la frontera estatal húngara y la frontera exterior de la Unión Europea”, argumentó el cuerpo de seguridad en un comunicado.
Los reporteros de Reuters no vieron a ningún refugiado armado pero las imágenes mostradas en televisión muestran a algunas personas lanzando objetos a la Policía por encima de la valla. Hungría informó a Serbia de que ha ordenado una suspensión de 30 días del paso fronterizo de Roske-Horgos entre los dos países, anunció ayer el Ministerio de Exteriores serbio en un comunicado, después de que hayan estallado enfrentamientos entre refugiados e inmigrantes y la Policía húngara en la zona.
Roszke-Horgos es uno de los principales pasos fronterizos entre Serbia y Hungría, que desde este martes selló su frontera con el país vecino y que castigará incluso con penas de prisión a aquellos que crucen de forma ilegal a su territorio.
Después de los enfrentamientos, las autoridades cifraron en al menos una veintena de policías húngaros y dos niños resultaron heridos en la frontera con Serbia después de que un grupo de refugiados intentase entrar a la fuerza en Hungría, según un asesor del primer ministro, Viktor Ponta.
Este portavoz, Gyorgy Bakondi, confirmó a la cadena estatal que, “hasta ahora, 20 policías han sufrido heridas”. Las ambulancias se llevaron también a dos niños que “fueron lanzados por encima de la valla de seguridad” que separa los dos países. “Arreglaremos y reforzaremos la valla para proteger por todos los medios la seguridad de Hungría”, subrayó Bakondi. Hungría mantiene la intención de detener a los refugiados.
