Si alguien representa la simbiosis entre España y África a través del arte, es Manuel Nculu, un pintor de origen ecuatoguineano que se trasladó a Madrid para estudiar medicina y buscó en la pintura la forma de costearse su formación y dar rienda suelta a su vocación artística.
Sin embargo no logró culminar sus propósitos, pero sí hizo de la pintura su medio de vida. Una prematura enfermedad segó su trayectoria artística y falleció un 12 de octubre de 2002.
A través de 14 obras seleccionadas la exposición que se inauguró ayer en la Galería África resume la amplia trayectoria del artista senegalés, quien ya expuso en Segovia en 1977 y donde actualmente tiene vínculos familiares, pues en la provincia reside su hija Teresa Mbomio, que ha colaborado en la organización de la muestra. A su vez ha agradecido a la Fundación Haiac y a Javier Giráldez en particular, “su ayuda y la labor que realizan para promocionar a los artistas africanos”.
Las costumbres y paisajes representados a través de tinta china sobre cartulina consiguen una gran plasticidad a pesar de su sencillez en cuanto a colores y a contenidos. Ello le ha permitido crear un estilo propio y auténtico, que ha llevado a la familia a no querer desprenderse de este legado artístico, por lo que la exposición en la Galería África será una de las pocas ocasiones en disfrutar de la obra de Nculu.
Con vocación artística desde niño, este prematuro y breve pintor se involucró incluso en el intento por mejorar la calidad de vida de sus conciudadanos guineanos. Por ello se metió en política, lo que no le ayudó a la hora de conseguir apoyo hacia su creación artística desde su país, al que nunca ha dejado de mirar a pesar de lograr la nacionalidad española. En este país logró el primer premio del Concurso Nacional de Pintura de Africanos en 1964, o el de Educación y Descanso en el ese mismo año en Madrid, así como varios accésit en otros certámenes.
