La tensión internacional provocada por el ataque del Ejército israelí a un convoy naval humanitario que transportaba ayuda a la franja de Gaza se agudizó ayer después de que el secretario general de la OTAN, Anders Fogh Rasmussen, reclamara al Gobierno hebreo la «liberación inmediata» de los activistas y los buques que formaban parte la Flotilla de la Libertad abordada el lunes en una operación en la que los asaltantes acabaron con la vida de nueve personas.
Rasmussen, en un comunicado de terminología muy medida, condenó «los hechos que han conducido a esta tragedia» y lamentó la pérdida de vidas y otras víctimas causadas «por el uso de la fuerza durante el incidente en el convoy que se dirigía a Gaza».
El responsable de la OTAN se sumó a las peticiones de Naciones Unidas y la UE en favor de una investigación «rápida, imparcial, creíble y transparente del incidente».
La nota fue emitida tras una reunión extraordinaria de los embajadores de los 28 países miembros de la Alianza, que fue solicitada por Turquía. En esa cita hubo «un extenso intercambio» de puntos de vista, según indicó el secretario general, aunque no ofreció más detalles. Rasmussen dijo que, como cuestión más urgente, pedía «la liberación inmediata de los civiles y buques retenidos por Israel».
En cuanto a los tres españoles que formaban parte del convoy, la cooperante Laura Arau aceptó en la tarde de ayer firmar el documento de expulsión que le ofrecían las autoridades israelíes, mientras que el activista Manuel Tapial y el periodista David Segarra, se niegan por ahora a ser deportados a España después de ser recluidos en un centro de retención al sur de Tel Aviv. No obstante, hoy mismo podrían dar ese paso y regresar al territorio nacional. Los tres han hablado con sus familias y se encuentran bien de salud. En total, unos 600 integrantes de la flotilla siguen arrestados, mientras que algo más de 50 han sido ya deportados. Se desconoce por el momento si las autoridades hebreas presentarán cargos en su contra.
Lo que sí hizo ayer el Ejército israelí fue reconocer algunos errores cometidos en el abordaje de la flotilla solidaria que llevaba material humanitario a Gaza. Así, los mandos implicados en el ataque subrayaron que hubo un fallo de Inteligencia. «No esperábamos un ataque así por parte de los activistas de un grupo de ayuda humanitaria», señaló el comandante del grupo que realizó el asalto, un teniente de la Marina que no dio su nombre y que recibió un permiso especial para ser entrevistado por la radio militar hebrea.
«El resultado fue diferente a lo que pensábamos, pero debo decir que fue principalmente por el comportamiento inapropiado del adversario que encontramos», indicó, en alusión a la explicación de que abrieron fuego al verse atacados con barras de hierro y cuchillos.
bloqueo informativo. Aunque la Policía israelí mantiene en cierta cuarentena a los activistas del buque Mavi Marmara, lo que ha impedido la difusión de testimonios diferentes a los de Israel, una grabación de vídeo por parte de uno de los pasajeros mostraba a dos soldados siendo golpeados. El Ejército judío también publicó unas imágenes nocturnas de cinco uniformados enfrentándose con unos 30 activistas.
Un experto en guerra marítima, Jason Alderwick, culpó a los militares por no abordar el barco de forma más eficiente. «El éxito comienza con la planificación y con una Inteligencia decente, y ya han abordado barcos antes», aseguró. «Esta vez, no lo hicieron lo suficientemente rápido y con un número de efectivos suficiente para establecer el control total», añadió.
Algunos de los soldados llevaban pistolas cargadas con balas de pintura, armas no letales diseñadas para magullar y marcar a los sospechosos para un arresto posterior, pero que, al parecer, resultaron ser de un uso limitado contra los activistas, que llevaban equipamiento de protección.
«Está claro que el equipamiento para dispersar a la multitud fue insuficiente», afirmó el jefe de las Fuerzas Armadas de Israel, teniente general Gabi Ashkenazi. Israel señaló que siete infantes de Marina resultaron heridos, uno de ellos después de que los activistas le lanzaran por la borda y otros dos por impactos de bala. «Una serie de combatientes que entendieron la situación, la amenaza que suponía para sus vidas, reorientaron su posición y sencillamente emplearon armas con munición real», señaló el teniente.
El viceministro de Defensa, Matan Vilnai, rechazó los comentarios de que el titular de este departamento, Ehud Barak, debería dimitir, y sostuvo que habían agotado «todas las vías posibles» para frenar al Mavi Marmara y a los otros cinco barcos de la flotilla.
Mientras, el presidente egipcio, Hosni Mubarak, ordenó ayer la apertura del paso fronterizo de Rafah, que une su país con Gaza, para permitir la entrada de ayuda.
Por su parte, el Consejo de Seguridad de la ONU pidió ayer que se realice una investigación imparcial y creíble del asalto, al tiempo que condenó los «actos de fuerza» que ocasionaron al menos nueve muertos y decenas de heridos. Sin embargo, Naciones Unidas evitó una crítica directa al responsable del abordaje, el Gobierno de Israel, lo que fue lamentado por países como Turquía o el Líbano.
