Los Veintiocho aliados llegaron anoche a un principio de acuerdo, después de más de una semana de negociaciones, para que la OTAN asuma el mando militar de la operación en Libia en relevo de Estados Unidos y para aplicar la zona de exclusión aérea autorizada por el Consejo de Seguridad de la ONU para impedir que el régimen de Muamar el Gadafi continúe bombardeando a la población civil.
En virtud de este pacto, la Alianza se pondrá al frente de la operación en Libia, pero la misión tendrá una estructura de Gobierno política al margen de la organización internacional con la creación de un comité de dirección en el que estarán representados los países aliados, tal y como pedía Francia. Así, los ministros de Exteriores británico, William Hague, galo, Alain Juppé, el ministro turco, Ahmet Davutoglu, y la secretaria de Estado estadounidense, Hillary Clinton, fueron los encargados de cerrar la negociación.
Fuentes diplomáticas europeas precisaron que el principio acuerdo fue posible tras vencer las reticencias de Ankara y París y reconocieron que no está totalmente cerrado, confirmando que continúan las consultas entre las capitales para ultimar la resolución. Además, se reconoce que quedan algunos flecos por zanjar como las reglas de enfrentamiento para autorizar posibles bombardeos y si Turquía tendrá poder de veto para paralizar ataques determinados.
Los ministros de Asuntos Exteriores de la coalición internacional han sido convocados a una reunión el próximo martes en Londres para discutir la operación en Libia y el mando político al frente de la intervención.
En cualquier caso, el consenso fue posible tras vencer las reticencias del Gobierno turco, preocupado por las muertes de civiles en una operación dirigida por la OTAN si el régimen de Trípoli recurre a ciudadanos como escudos humanos.
Francia acepta que la Alianza asuma el mando militar de la operación, aunque dejó claro que las instrucciones políticas deben proceder de un foro más amplio, formado por los países que actualmente contribuyen a la coalición internacional.
Así, el país galo se prepara ya para el diseño de una Libia sin Gadafi, en la que estarán presente el Consejo de Transición y otras personalidades políticas del país y cree que la operación militar será cuestión de «días o semanas, pero no meses». Así, lo aseguró el ministro de Asuntos Exteriores del Estado, Alain Juppé. Esta visión de la operación militar como un instrumento para el logro de un objetivo político quedó apoyada por las declaraciones del ministro de Defensa galo, Gérard Longuet. «Si no hay un proyecto político no tiene sentido intervenir».
El político se mostró categórico al rechazar cualquier papel en el futuro de Libia de Muamar al Gadafi, de quien afirmó que tiene las manos manchadas de sangre. «Lo que puedo decir es que pensamos ya en la salida de la crisis política y militar, y debemos identificar qué personalidades están disponibles para poder contar con ellas, agregó Juppé sobre la participación de otros libios opuestos al coronel en el diseño del futuro Ejecutivo del país, y adelantó que «a algunos ya se les puede poner nombre y apellidos».
El jefe de la diplomacia francesa afirmó, por su parte, que con los cinco primeros días de ataques de la coalición se ha conseguido un primer éxito. «Hemos salvado la estrátegica localidad de Bengasi y permitido restablecer el equilibrio en la lucha entre las fuerzas de Gadafi y sus oponentes», señaló después de decir que sin la intervención militar internacional el líder libio hubiera masacrado a sus oponentes en dicha ciudad.
Según la evaluación ofrecida por el ministro galo, el potencial militar de Gadafi ha sido ampliamente destruido, aunque dispone de medios en tierra como lo ilustran los bombardeos de ayer en Misrata que cercaron el puerto de la ciudad. A este respecto, el portavoz rebelde, Mohamed al Margirby, explicó que las tropas del coronel no se adentraron en el interior de la urbe.
Posteriormente, siguiendo con la lucha, un titular militar de Defensa francés, el coronel Thierry Burckhard, reveló que la aviación gala atacó durante la pasada noche una base militar en territorio libio. Esa base estaba situada en el interior del país y el delegado apuntó que era un posible punto de repliegue o entrada de mercenarios. Para esa acción fueron necesarios 10 vuelos con aviones Mirage M200D y Rafale, precisó Burckhard, quien comunicó la certeza de que los ataques de las fuerzas francesas no provocaron daños colaterales, y desmintió que haya sido abatido algún avión francés en los cinco días de intervención militar en Libia.
Pero Gadafi no se rinde, y ayer, por primera vez, desafió la zona de exclusión aérea impuesta por EEUU y sus aliados, y envió un avión de guerra sobre Misrata, donde fue derribado rápidamente por aeronaves de combate franceses. A esto se suma las diversas acciones llevadas a cabo por aviones de la coalición internacional que atacaron la capital, Trípoli, así como la ciudad de Tajoura.
Ante los hechos acontecidos, las sanciones de la UE contra el régimen entraron ayer en vigor, e incluyen la congelación de bienes a empresas nacionales y la prohibición de visados para altos cargos del Ejecutivo. Entre las ordenes se puede observar el bloqueo de los activos de la compañía nacional petrolera NOC, así como la congelación de bienes y prohibición de visados a personas vinculadas al régimen de Muamar el Gadafi, medidas que fueron aprobadas recientemente por el Consejo de Seguridad de la ONU. Además de estas medidas, la UE reforzará el embargo de armas y prohibirá todos los vuelos de aerolíneas libias con destino a Europa.
