La muerte de hambre de civiles sirios es un potencial crimen de guerra y crimen contra la Humanidad que debería ser perseguido y no estar cubierto por ninguna amnistía vinculada al fin del conflicto, advirtió ayer el Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos, Zeid Raad al Hussein. En declaraciones en Ginebra, donde se están celebrando las conversaciones de paz bajo los auspicios de la ONU, subrayó que “en el caso de Siria, estamos ahí para recordar a todo el mundo que hay denuncias que llegan al umbral de crímenes de guerra o crímenes contra la Humanidad en los que las amnistías no son permisibles”.
Zeid subrayó que la muerte de hambre en la localidad de Madaya y el asedio de otras quince localidades y ciudades en Siria constituye “no solo un crimen de guerra sino un crimen contra la Humanidad si es demostrado en un tribunal” Asimismo, indicó que la ONU estima que “decenas de miles de personas están bajo detención arbitraria y claramente necesitan ser puestas en libertad”.
Por su parte, Acción contra el Hambre (ACH) pidió a los más de 70 gobiernos que acudirán a la cumbre de donantes sobre Siria que cubran la brecha entre las necesidades de la población y la ayuda comprometida. Toda vez que actualmente hay una diferencia del 44 por ciento entre ambos conceptos, 14 puntos más que hace tres años. La cumbre convocada para el jueves en Londres debería servir, en opinión de ACH, para dar prioridad a las necesidades básicas en materia de agua, alimentación y refugio de los 13,5 millones de sirios que requieren de algún tipo de asistencia.
Así, el director de Incidencia y Relaciones Institucionales de la organización, Manuel Sánchez Montero, reclamó que, a la vez que las potencias internacionales negocian una salida al conflicto iniciado hace casi cinco años, se sienten también para “afrontar las necesidades básicas de la población en Siria y la región”.
En cuanto a la reunión de Ginebra, el enviado especial de Naciones Unidas a Siria, Staffan de Mistura, destacó la buena voluntad del Gobierno y la oposición tras reunirse con ambas delegaciones por separado en la primera ronda del diálogo de paz. De Mistura ya se reunió el viernes con la delegación del Gobierno de Bashar al Assad, pero fue un primer encuentro sin trascendencia, a la espera de que la oposición aceptara sentarse a la mesa de negociaciones.
En ese sentido, el diplomático europeo ha subrayado que la reunión que sostuvo ayer con la delegación opositora marca el inicio oficial de las conversaciones de paz, ante las que se ha mostrado esperanzado, precisamente, por la presencia de representantes rebeldes. La oposición se había negado a acudir a Ginebra hasta que el Gobierno cumpliera una resolución del Consejo de Seguridad que ordena el cese de los bombardeos y los asedios. Salim al Muslat, portavoz de los insurgentes, explicó en esa línea que decidieron participar después de que De Mistura les diera una “respuesta positiva” en este sentido.
Reacciones internacionales
El Gobierno sirio aprueba un nuevo reparto de ayuda. El Gobierno de Bashar al Assad accedió, “en principio”, a que haya un nuevo reparto de ayuda humanitaria en las ciudades de Madaya, Kefraya y Al Foua, donde la población corre peligro de muerte por inanición, según informó Naciones Unidas.
Más de 3.000 sirios cruzan hacia Turquía. Hasta 3.120 turkmenos y árabes sirios han cruzado en los tres últimos días la frontera hacia Turquía huyendo de la ofensiva de las fuerzas gubernamentales en el norte de la provincia de Latakia, en la rivera del Mediterráneo sirio.
Bruselas prevé anunciar 2.000 millones de ayuda. La CE espera anunciar una gran ayuda para los refugiados sirios. “Esperamos anunciar unos 2.000 millones de ayuda comunitaria para dos años y calculamos que se llegará a unos 4.000 millones de euros con los Estados miembro”.
