Después de meses buscando soluciones con las que hacer rentable la inversión de 238.000 euros que costó el “Ecobús”, y que en sus cerca de dos años cumplidos desde que llegó a Segovia en octubre de 2007, procedente de una empresa italiana, ha dado más disgustos que satisfacciones debido a las averías que ha tenido y a la falta de usuarios, el Gobierno municipal decidió en febrero cambiar su itinerario, quedando ayer inaugurado el nuevo trayecto de la línea 9.
El primer viaje atravesando la avenida Fernández Ladreda, una de las grandes novedades de este cambio, ya sirvió a uno de sus principales destinatarios, David Chamorro, conductor de autobús, para percatarse de que “va a haber un problema cuando instalen carpas o casetas en Fernández Ladreda, cuando haya algún festival, como el mismo Titirimundi, en el que ya es difícil caminar… con el autobús va a estar complicado pasar”. Además, el encargado de realizar los primeros viajes de este nuevo trayecto reconocía que su mayor preocupación de cara al cambio residía en que “habrá que tener mucho cuidado con las ambulancias que vengan deprisa y en sentido contrario al nuestro por aquí; podría llegar a ser peligroso”.
El hecho de que a las 11:00, hora a la que comienza el servicio, aún queden varios camiones junto a los comercios de la avenida realizando sus tareas de carga y descarga, es otra de las circunstancias que puede afectar al buen desarrollo de la nueva línea 9. “Esta mañana casi ha habido que ir en zigzag para esquivarlos”, comentaba David Chamorro, quien decía a su vez no estar capacitado para anunciar diferencias entre el nuevo trayecto y el anterior, “ya que apenas llevo tres viajes y de momento los usuarios han sido los mismos que con el antiguo; tres o cuatro turistas y algún que otro segoviano”.
Precisamente dos de estos segovianos, Manolo Angulo y una hermana Jesuitina, habituales usuarios de la línea, reconocían por separado que el autobús es “práctico y el cambio de trayecto está bien porque los vecinos de la zona podrán aprovecharlo mejor”, y ambos coincidían en señalar que lo que menos les gusta del nuevo recorrido es que deja de parar en el Hospital de la Misericordia y “eso es un error porque perjudicará a mucha gente con problemas de movilidad”, afirmaba la religiosa, mientras que por su parte Manolo Angulo sugería, consciente de las complicaciones que esto acarrearía, la solución de alternar el trayecto antiguo con el nuevo.
Lo que parece que con toda seguridad no variará de una circunstancia a otra, es el carácter turístico que muchos de los usuarios dan a este autobús ecológico con una autonomía de ocho horas y que se mueve gracias a unas baterías de sodio.
Por su aspecto y características, un vehículo con ocho asientos y espacio para diecinueve personas viajando de pie, el “Ecobús” invita a pensar en él como algo tan particular y alejado de los grandes autobuses que recorren el resto de las líneas, que los usuarios no dudan en verlo como un autobús turístico más y proponen, por ejemplo, “que haga una ruta de noche, cuando la ciudad esté iluminada o que por lo menos baje hasta La Fuencisla”, como pedía Mari Nati Horcajo.
A éstas peculiaridades del “Ecobús” se añade ahora el hecho de que éste circule por debajo de los arcos del Acueducto, algo que consigue impresionar a los turistas que se suben al vehículo y que ayer hacía a segovianos como la propia Mari Nati Horcajo echar la vista atrás y recordar “cuando lo atravesaba con burro y luego con coche”. Su acompañante, Órbita Benítez, una arquitecta venezolana, destacaba, al ser preguntada por cómo veía esta medida, que “iniciativas ecológicas como ésta son fenomenales para el mantenimiento de edificios y monumentos antiguos”.
Con la intimidad que ofrece el espacio en el que se viaja en la línea 9 y que logra que dos personas que no se conocen de nada terminen hablando de la infancia, implicando al resto de pasajeros, el “Ecobús” llegaba, con cuatro pasajeros, por cuarta vez en el día a sus dos paradas finales; la que tiene en Fernández Ladreda primero, y que supone otra de las novedades , y la que mantiene en la Plaza de Artillería. Las conclusiones eran claras entre los primeros usuarios del nuevo trayecto. La idea era buena. El vehículo, mejor, pero “desde el Ayuntamiento deberían hacer más por que se conociese el itinerario; deberían informar bien a los turistas que llegan a La Sepulvedana y a la estación del AVE”, sugería Mari Nati Horcajo. Para que la medida sea rentable en todos los sentidos.
