A punto de que el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, anuncie una serie de reformas sobre la manera de actuar de la Agencia de Seguridad Nacional norteamericana (NSA), la polémica entorno a los programas de dicho organismo se acrecentó ayer, tras conocerse que implantó un software espía en unos 100.000 ordenadores de todo el mundo para poder desarrollar labores de vigilancia desde esos dispositivos y para crear una plataforma desde la que lanzar ataques cibernéticos.
Así lo publicó el diario The New York Times, que cita documentos de la institución, expertos informáticos y altos cargos gubernamentales del país.
La mayor parte del software fue instalado por la NSA accediendo directamente a las redes de ordenadores, según el rotativo, que apunta que la agencia empleó un sistema «secreto» que le permite entrar y alterar los datos de las computadoras, incluso cuando no están conectadas a Internet.
Esta tecnología, que ha empleado el organismo al menos desde 2008, se basa en un canal encubierto de ondas de radio que pueden transmitirse desde pequeños circuitos y dispositivos USB insertados en los PC. En algunos casos, la información obtenida se envía a una estación de recepción del tamaño de un maletín que puede ser instalada a kilómetros de distancia de los ordenadores espiados.
La tecnología de espionaje por radiofrecuencia ha permitido a la institución superar uno de los grandes problemas de la comunidad de la Inteligencia norteamericana, el acceso a ordenadores preparados para resistir ataques cibernéticos o intentos de espionaje. En la mayoría de los casos, el software de radiofrecuencia debe ser insertado directamente por un espía, por el fabricante o por un usuario que no es consciente de que pone un dispositivo de vigilancia.
La NSA encuadra estas operaciones en sus misiones de «defensa activa» contra ataques cibernéticos lanzados por otros países. Sin embargo, cuando ciudadanos chinos han instalado software similar en computadoras norteamericanas de empresas o agencias gubernamentales, las autoridades de EEUU han protestado formalmente y, en algunos casos, directamente desde la Casa Blanca.
Entre los objetivos más frecuentes de la NSA y de sus colegas del Pentágono, especialmente el Mando Cibernético de Estados Unidos, están varias unidades de las Fuerzas Armadas de Pekín, a las que Washington ha acusado de lanzar ataques cibernéticos contra objetivos empresariales y militares norteamericanos.
Sin embargo, este programa de vigilancia por radiofrecuencia, bautizado con el nombre de Quantum, también ha permitido acceder a redes militares informáticas de Rusia, de la Policía de México y de los cárteles de la droga en Iberoamérica. También ha tenido como objetivo Arabia Saudí, India y Pakistán, según fuentes gubernamentales estadounidenses y de acuerdo con un mapa de la NSA que muestra la denominada red de explotación de ordenadores.
