Decenas de feligreses de la Parroquia de San Miguel participaron ayer en la festividad de La Minerva, en la que la cofradía que lleva por nombre el del templo cristiano de Santa María sopra Minerva celebró la solemnidad de la fiesta de Jesús Sacramentado con una procesión por las calles de la parroquia precedida de una misa solemne en la iglesia parroquial, actualmente integrada en la Unidad Parroquial Centro.
El obispo de Segovia, César Franco Martínez, presidió la ceremonia religiosa en un templo lleno, y reiteró en su homilía el mensaje lanzado en la festividad del Corpus Christi para exhortar a los segovianos a aumentar su fe a través del misterio de la Eucaristía.
El prelado diocesano pidió a los fieles que vivan el sacramento con «actitud de amor» hacia él, y advirtió del riesgo del «ritualismo» al tomar la participación en la consagración del Cuerpo y Sangre de Cristo como un acto rutinario. En este sentido, recordó la obligación de asistir a misa para todos los cristianos, pero precisó que esta obligación debe ir aparejada de un compromiso serio hacia los demás fruto del amor. «La iglesia se revitaliza desde la Eucaristía -aseguró el obispo- y por eso debemos unirnos a ella con nuestra propia y mejor ofrenda que somos nosotros mismos».
Tras la celebración de la Eucaristía, tuvo lugar la procesión eucarística con el Santísimo Sacramento, portado en una custodia a la que acompañaron los niños de la parroquia que este año tomaron la primera comunión, así como los integrantes de la Cofradía de La Minerva y representantes de Adoración Nocturna y Unión Eucarística Reparadora.
Durante el trayecto, los niños arrojaron pétalos de flores al paso del Santísimo, y el recorrido fue alfombrado con decenas de kilos de cantueso recogidos a pie de monte que aromatizaron con su olor todo el trayecto.
