Al menos 245 personas murieron y 120 siguen desaparecidas por el accidente registrado la tarde del pasado martes en una mina de carbón en Soma, situada al oeste de Turquía, el más grave en 20 años, según revelaron ayer las autoridades.
El primer ministro del país, Recep Tayyip Erdogan, que visitó el lugar de la catástrofe, aseguró que al menos 80 trabajadores resultaron heridos en el incendio desatado en el yacimiento, mientras que más de 450 fueron rescatados tras la explosión registrada en el lugar, por lo que aún continúan las labores de salvamento, ya que hay más de 120 desaparecidos y se estima que permanecen atrapados bajo los escombros.
Se estima que los ilocalizados estarían a unos 3,5 kilómetros de distancia de la salida, por lo que Erdogan advirtió de que las posibilidades de sacarles con vida están «reduciéndose».
El titular de Energía y Recursos Naturales, Taner Yildiz, aseguró que siguen inyectando oxígeno en la galería, por lo que el incendio, provocado por una explosión cuyas causas se desconocen, continúa activo.
La Fiscalía de Soma abrió una investigación para determinar el origen del siniestro y esclarecer si había empleados ilegales en la explotación. De hecho, la tragedia fue aún mayor, ya que en el momento del accidente se encontraban bajo tierra más trabajadores de lo habitual, cerca de 800, debido a que se estaba produciendo el cambio de turno.
Tras las primeras pesquisas, se estima que el detonante del fuego fue un problema eléctrico. De hecho, tal y como apuntaron los medios de comunicación locales, este error generó a su vez una explosión, que derivó en el letal incendio.
El primer ministro suspendió un viaje al extranjero y visitó la mina, donde amigos y familiares, desesperados, se reunieron en espera de noticias de sus seres queridos. Allí, señaló que los accidentes son «normales», pero agregó que la dimensión de lo vivido en Soma «conmovió profundamente» a todos, al tiempo que prometió que se darán «todos los pasos necesarios» para investigar esta catástrofe.
Yildiz, que acompañó a Erdogan en su visita, insistió en que cada vez hay «menos esperanzas» de encontrar supervivientes. «Es peor de lo que se creía al principio», indicó.
La cifra de muertos podría superar a la registrada en el accidente minero más grave de la Historia del país hasta el momento, que tuvo lugar en 1992, cuando perdieron la vida 263 personas.
Los equipos de rescate continuaron bombeando oxígeno a la galería, pero los trabajos se ven dificultados por la localización del incidente. Los mineros se encontraban a dos kilómetros bajo tierra y a cuatro de una salida cuando se produjo la explosión. La mayoría pereció por inhalación de monóxido de carbono.
Sami Kilic, que trabajó nueve años en la mina y participó en las tareas de rescate, aseguró que una explosión bajo tierra provoca un corte en la corriente eléctrica, por lo que no pueden seguir trabajando los ventiladores y se corta el flujo de aire.
«El rescate se hace difícil, aún cuando los hombres llevaran máscaras», señaló, y explicó que las máscaras solo otorgan 45 minutos de aire fresco. «Pero en ese espacio de tiempo no se puede subir el kilómetro y medio hacia arriba», lamentó.
El Gobierno decretó tres días de duelo por la tragedia. En el país y en las embajadas en todo el mundo las banderas ondean a media asta.
El suceso desató protestas en varias ciudades de la nación otomana. En Estambul, miles de personas se manifestaron contra el Ejecutivo y demandaron la dimisión de Erdogan. «Ningún accidente – asesinato», decían algunos de los carteles que portaban los manifestantes.
Además, varios sindicatos convocaron huelgas para los próximos días. El mayor de todos, Türk-Is, que engloba 35 filiales, convocó un paro para hoy y denunció el mayor «asesinato» laboral en la Historia de la República Turca, contra el que pretenden protestar.
El presidente del sindicato DISK, Kani Beko, criticó que en el yacimiento operaban muchos trabajadores de empresas subcontratadas.
La compañía minera aseguró que hace dos meses se realizaron las últimas pruebas de seguridad. Medios locales informaron que el gobernante partido AKP rechazó una llamada de la oposición en el Parlamento el mes pasado para revisar los estándares de seguridad en Soma.
Además, varios países ofrecieron ayuda a Turquía, entre ellos Israel y Grecia, con los que mantiene una tensa relación.
El Papa Francisco llamó a rezar por las víctimas de la tragedia y por quienes aún continúan atrapados, al tiempo que pidió consuelo para sus seres queridos.
