Al público de Segovia no le hace falta que nadie le entregue el premio a la mejor afición de la pasada temporada, porque se considera bien pagado con que su equipo se deje el alma en cada partido, pero antes de empezar el relato de lo acaecido ayer en el Pedro Delgado, baste decir que la afición segoviana no se merece siete desprecios consecutivos, los que ha recibido por parte de la Liga Nacional en los siete encuentros de la primera vuelta jugados en Segovia, en los que nadie le ha reconocido el apoyo incansable al Caja durante la pasada campaña, y también durante la presente. Sirva como ejemplo los 2.000 espectadores que un viernes, a las nueve de la noche y siendo partido televisado, poblaron casi por completo las gradas del pabellón. ¡Qué diferencia con respecto a otras “cunas” del fútbol sala a las que apenas acuden 500 personas!.
Y fue precisamente el público segoviano el que impulsó al Caja Segovia a no perder la fe en la victoria en un partido que se le puso cuesta arriba desde el principio, cuando en el primer minuto de encuentro un error de Alvarito puso en bandeja el gol de Fabián tras pase de Manoel Messías. El Reale Cartagena salió a intentar ganar, pero cuando se vio por delante tan pronto, varió su estrategia a intentar conservar su ventaja.
Y de hecho el equipo que entrena Luis Fonseca lo consiguió durante toda la primera parte gracias en buena medida a la portentosa actuación de su portero Fabio, que literalmente desesperó a todos los jugadores del Caja Segovia que intentaron superarle en una primera parte en la que el meta cartagenero sacó hasta siete balones claros de gol, mientras que en la portería contraria Cidao tuvo su minuto de gloria en dos acciones consecutivas a lanzamientos de Sergio Lozano y Messías, sin duda los dos mejores jugadores del cuadro visitante.
El primer tiempo fue de un ataque constante del Caja, de una defensa a ultranza del Cartagena, y de un despropósito arbitral que vio toda España. Alguien debió decirles a los colegiados que su actuación estaba “cantando” mucho en contra del equipo de casa, porque en el segundo tiempo los madrileños Del Pozo y López se pusieron las pilas y al menos no perjudicaron a nadie…mucho. Ni siquiera los penaltis reclamados fueron tan claros como para exigirlos al final del partido.
Matías logró abrir la lata tras recibir un gran servicio de Andreu en un contragolpe local, pero cuando parecía que la primera parte iba a terminar en tablas, Lin pecó de ambicioso y se fue como un búfalo a por Manoel Messías, que le dribló con calidad y puso el esférico en la escuadra. Golazo.
Así que el Caja afrontó el segundo tiempo como lo tuvo que hacer todo el primero, trabajando duro para remontar. Sin embargo, Cartagena no quería sufrir, y en otro error de los locales, Sergio Lozano hizo subir el 1-3 al electrónico.
Pero, al igual que sucedió ante el Gestesa, los aficionados no iban a permitir que el Caja Segovia se viniera abajo, y su apoyo incesante volvió a enchufar a todos los jugadores al partido. La presión en tromba de los locales provocaba muchos huecos a la espalda, pero a cambio agobiaba a los cartageneros de tal forma que las recuperaciones rápidas de balón se sucedían. En una de ellas, Geison acompañó perfectamente una contra de Lin para hacer el 2-3, y Matías estuvo a un paso de empatar en un lanzamiento raso que volvió a sacar Fabio en gran intervención. Pero el portero del Reale no pudo impedir que Alvarito, en una jugada clásica del segoviano pisando el balón por el centro, hiciera el empate a tres.
Había partido nuevo a seis minutos para el final, pero el Caja ya estaba revolucionado, y no midió sus acciones, un hecho de lo que se aprovechó el contrario para hacer el 3-4 tras otra pérdida de balón local que propició otro contragolpe cartagenero que acabó en gol. Afortunadamente para el Caja, Lin estaba en la cancha, y el segoviano, pocos segundos después del 3-4, asumió la responsabilidad, paró un balón con el pecho y literalmente lo estampó en la escuadra derecha de la portería de Fabio desde doce metros.
El empate a cuatro hizo reflexionar a Luis Fonseca, que optó por guardar el punto conseguido antes de que en otro arrebato el Caja le supusiera la derrota. Así que puso en juego a Javi Matía como portero-jugador, y aguantó los últimos compases del partido con un empate que al Cartagena le sirve para la Copa… y al Caja, también.
