Cerca de un centenar de autores y artistas de todo el mundo participarán en las más de sesenta actividades de esta edición del festival, cuyo programa fue presentado hoy en la sede del British Council, socio global de este gran encuentro cultural que en cada país donde se celebra demuestra que la literatura y el pensamiento no están reñidos con la diversión.
Esta forma de entender la cultura nació hace 23 años en el pueblecito galés de Hay-on-Way, famoso porque con sus 1.500 habitantes tiene cuarenta librerías, y desde allí se ha exportado a Belfast, Beirut, Segovia, Granada, Cartagena de Indias (Colombia), Zacatecas (México), Las Maldivas y Nairobi, informa EFE.
La crisis económica ha puesto en peligro la continuidad del Hay Festival de Granada, que este año no llegó a celebrar su tercera edición, pero el de Segovia resiste el tirón gracias a la colaboración de las instituciones y a «la fidelidad» de los sesenta patrocinadores con que cuenta, según dijo María Sheila Cremaschi, directora del Hay Festival de Segovia.
Y gracias también a «la fidelidad del público», que ya ha comprado más de tres mil entradas para los diferentes actos en la semana que llevan puestas a la venta, «un siete por ciento más» que el año pasado por estas fechas.
Aunque la mayor parte de los encuentros se celebrarán del 23 al 26 de septiembre, el próximo día 18 habrá un interesante preludio del festival con el diálogo que el filósofo francés Bernard-Henry Levy mantendrá con el periodista y escritor Juan Luis Cebrián.
La literatura estará representada en Segovia por escritores de lengua española como Antonio Muñoz Molina, Clara Sánchez, Manuel Vicent, María Dueñas, Santiago Roncagliolo, José María Merino y Gustavo Martín Garzo; de lengua portuguesa como António Lobo Antunes, y de habla inglesa como Chris Stewart, Tishani Doshi, Melvin Burgess o Beverley Naidoo.
A Clara Sánchez, que asistió hoy a la presentación, le «ilusiona» participar en el Hay Festival de Segovia por ese afán que tienen los organizadores de «sacar los libros, las ideas y la música de los templos culturales y llevarlos al campo, a los pueblos, a la gente de la calle»